TREINTA Y CUATRO

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EMILIO

—Trae la pequeña botella de enjuague bucal contigo —grité cuando escuché la puerta del baño abrirse.

Joaquín caminó alrededor de la cama y me entregó la botella de enjuague bucal.

—Aquí tienes.

Lo abrí y tomé un trago. Luego la agité antes de tragarla.

—¡No acabas de tragar eso!

Sonriendo, extendí la mano, tomé su pequeña cintura y tiré de él hacia abajo encima de mí.

—Creo que lo hice. Probablemente necesito un boca a boca para salvarme de la intoxicación — bromeé inclinándome y tomando un mordisco de su labio inferior.

—Boca a boca no te salvará de envenenamiento. Necesitas un lavado de estómago —me informó mientras le daba a un lado de la boca.

—Mmmmm... bueno eso suena como un montón de trabajo. Voy a pensar en ello más tarde. — Puse mis manos en su cabello desordenado y traje su boca a la mía. Justo cuando abrió la boca para dejarme entrar, su teléfono comenzó a cantar.

Se apartó del beso. Necesitaba este beso. Necesitaba la tranquilidad de que no había perdido esto... sea lo que sea que teníamos entre nosotros.

—No contestes —rogué, llegando a besarlo en la barbilla. Riendo suavemente se acurrucó de nuevo en mis brazos y me dejó el sabor de su boca con pasta de dientes con sabor a menta. Pero en cuanto el teléfono dejó de sonar se puso en marcha de nuevo. Joaquín levantó la cabeza y miró su teléfono con el ceño fruncido. Luché contra el impulso de agarrar el teléfono y tirarlo contra la pared para que se callara.

—Puede que sea una emergencia —dijo, y solté mi agarre sobre él y lo dejé arrastrarse fuera de mí y comprobar su teléfono. La expresión tensa que se apoderó de su rostro me había hecho sentarme y comprobar que lo estaba molestando. Porque era evidente que no era una llamada bienvenida.

Mamá - apareció en la pantalla.


Joaquín se deslizó fuera de la cama.

—Tengo que tomar esto. Sólo va a seguir llamando hasta que lo haga.

—Hola mamá. —Su voz sonaba cansada en lugar de preocupada por la determinación de su madre para hablarle en el teléfono. Caminó alrededor de la cama y se dirigió al cuarto de baño. Una vez que la puerta estaba en su lugar, tiré la almohada al otro lado de la habitación y mascullé una maldición. No me estaría dejando fuera si yo hubiera estado allí para él. Estaba dispuesto a apostar que había ido a decirme qué mierda sus padres lo estaban haciendo pasar la otra noche. No tendría que preocuparme acerca de cómo solucionarlo. Sabría lo que era necesario hacer.

—¡No MAMÁ! —Oí su voz levantarse y salté de la cama para ir a escuchar a la puerta. Estaba invadiendo su privacidad, pero él estaba disgustado. Tenía mis razones. Era una maldita buena razón.

—No quiero que lo llames. No quiero que le preguntes. Ha avanzado, mamá. Se está consiguiendo a sí mismo una nueva familia ahora y tú y yo somos su pasado. Sólo deja pasar esto. Voy a resolver todo esto. Sólo tienes que dejar en paz. Por favor.

¿Estaba hablando de su papá?

—Mamá, soy un adulto. No puedes seguir tratando de tomar todas las decisiones por mí. Yo soy él que tiene que hacerlo ahora. Así que por favor, retrocede.

Me aparté de la puerta y me acerqué a la ventana con vistas a las montañas que habíamos dejado la noche anterior. ¿Por qué me importa tanto saber sus problemas? No era como si fuéramos una pareja real. Me tenso mientras que la realización viene a mí. No tenía ningún derecho sobre Joaquín. Si Andres o alguien le pedía salir de nuevo, yo no podía detenerlo de decir sí. Alguien más podría tocar la piel suave y lisa en sus brazos, sus muslos, el estómago, su... oh, demonios no. Tenía que arreglar esto y rápido. Esto era más que una aventura ahora. Claro, íbamos a ir por caminos separados en agosto, pero en este momento, no quería compartir. No sería capaz de compartir. Estaba muy muy seguro de que sacaría los brazos de otro hombre de su cuerpo si lo veía tocarlo.

La puerta del baño se abrió y salió Joaquín. Una sonrisa forzada tocó sus labios mientras sus ojos se encontraron con los míos.

—¿Todo bien? —pregunté, con la esperanza que me dijera lo que estaba pasando en su vida. En cambio, sólo se encogió de hombros. Maldita sea.

—Joaquín, escucha, tenemos que hablar de algo —comencé a caminar al otro lado de la habitación, así podía tocarlo en caso de que fuera necesario mendigar.

Él negó con la cabeza. —Si esto es una mala noticia realmente no creo que pueda manejar eso ahora mismo. Dame un par de horas antes, por favor.

Bueno, diablos, si el dolor en su voz no me rasgó en dos. Lo puse contra mi pecho y lo sostuve allí. Estaba tieso como una tabla al principio, pero seguí masajeando su espalda y besando la parte superior de su cabeza hasta que se relajó y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.

—No es malo. Sin embargo, es sensible a la vez —expliqué. Inclinó la cabeza para mirarme. —¿Tiempo sensible?

—Mucho. Al igual que una persona puede perder una extremidad si se sale de la línea.
Joaquín se retiró y el ceño fruncido, era adorable.

—¿Qué demonios estás hablando, Emilio ?

—El hecho de que quiero... no, necesito, para nosotros que seamos exclusivos hasta que nos separemos para ir a la universidad.

Joaquín hizo una pequeña "o" con la boca y luego asintió lentamente.

—Está bien. Eso suena como un buen plan. Pero ¿Por qué alguien perdería una extremidad?

Tracé su labio inferior con el dedo
 —Porque si alguien te toca, le tendría que arrancar la extremidad ofensiva.

Una pequeña burbuja de risa se le escapó y luego mordió mi dedo. Sus ojos me sonrieron juguetonamente como un gatito.

—Así que quieres jugar rudo, ¿Verdad? —Lo recogí y lo tiré en la cama antes de cubrir su cuerpo con el mío.

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POR FIS SI ESTAN LEYENDO  DEJENME EDITARLO LUEGO DE PONER PUBLICAR PORQUE SE MUEVEN LOS ESPACIOS JAJAJA SOLO SON 5 MIN  LUEGO DE PUBLICAR

ME ESTOY PONIENDO AL CORRIENTE CON LOS 6 CAPS QUE LES DEBO ASI QUE VAMOS POR OTRO

2.- YO SOY TUYO (EMILIACO) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora