Debemos ser valientes

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- Entonces, Zafiro. ¿Tú confías en ella? Tú lo sabes tan bien como yo... Conoces los problemas y equivocaciones que ha tenido en el pasado.

Zafiro logró permanecer impasible, aunque le costó muchísimo trabajo. Después de todo, ¡Steven era tantas cosas importantes para ella! Su mejor amigo, su discípulo, un antiguo compañero de batallas, y el salvador de su mundo y de ella misma.

Pero, ¿qué debía decirle? ¿Qué tenía que hacer ahora, cuando había tantas cosas en juego y tantas posibilidades que podían cambiar con una sola palabra inoportuna?

- Steven... -comenzó, pero él la interrumpió.

- Zafiro, por favor... ¡Se trata de mi hija y de mi esposa! Tengo miedo... ¡Tú sabes lo que duele perder a un ser amado! ¡Necesito alguna garantía, antes de dar mi consentimiento para este plan demencial!

Hubo una breve pausa, mientras Zafiro estudiaba el rostro atribulado de su mejor amigo. No necesitaba leer su mente para percibir la dimensión de sus dudas y temores. Una lágrima comenzó a resbalar por la mejilla de Steven, y ella supo de inmediato lo que él necesitaba.

Se acercó y, sin mediar palabra, lo envolvió estrechamente entre sus brazos. Steven suspiró y correspondió, ocultando el rostro en el hueco de su hombro. Ese simple gesto lo hizo sentirse mejor. Su amiga todavía conservaba esa esencia maternal que solo Garnet le supo transmitir alguna vez.

Estuvieron un largo rato abrazados y sin hablar. Zafiro meditaba cuidadosamente sus palabras, buscando la manera de aclarar el panorama de lo que podría ocurrir. Sin embargo, las cosas solamente se complicaban y sobreponían en una trama infinita de consecuencias imprevisibles. Era tan confuso que incluso una gema premonitora como ella se sentía desorientada y desesperada.

Abrazó a Steven con mayor fuerza, esperando que la suave calidez del muchacho la hiciera sentir mejor y le despejara la mente. El contacto era muy agradable, y comenzó a traerle recuerdos sobre su vida en la Tierra y la educación de su Steven. Tiempos lejanos, en los que aquella criatura maravillosa comenzó como un bebé indefenso sin poder alguno; y que terminó por convertirse en héroe y salvador de decenas de mundos...

De pronto, tuvo un chispazo de intuición. Una serie de imágenes llenaron su mente, y el panorama se aclaró por completo. Una sonrisa radiante afloró en su rostro, pues las imágenes le llegaron del pasado y no del futuro. Se apartó suavemente de Steven, tomó sus manos y habló:

- Steven, querido... Tú sabes bien lo que voy a decirte, ¿no es cierto? No nos engañemos: no necesitas mi habilidad para saber que hay demasiados riesgos imprevisibles. Las cosas pueden salir mal, tú lo sabes tan bien como yo. Todo podría terminar en un desastre para ti y para tu familia, pero es importante que tengas en cuenta una cosa.

Zafiro sonrió, y su tono se volvió todavía más vehemente. Apretó las manos de Steven con fuerza.

- Toda tu vida has sido valiente, y has sido muy bien recompensado por ello. Te involucraste en una guerra que sabías que no podíamos ganar, y aunque pagaste un costo terrible, saliste triunfador. Te arriesgaste a tomar el amor de una mujer mortal, aunque sabías que algún día iba a morir y dejarte solo. También pagaste un costo terrible, ¡pero viviste tantas cosas maravillosas con ella! Y dime: ¿acaso todo el dolor que has padecido borra la vida y los maravillosos recuerdos que construiste a su lado?

Steven contemplaba a su amiga y mentora. De manera inconsciente, comenzó a comprender lo que quería decirle. Por eso su respuesta fue rápida y sincera.

- No. ¡Claro que no! -contestó, secándose las lágrimas.

- Lo mismo pasó cuando te arriesgaste a amar a Lapis, ¿no es cierto? -prosiguió Zafiro-. ¡Tuviste que luchar tanto, dejaste tantos temores atrás! ¿Y qué tienes ahora, Steven? ¡Más recuerdos, y a tu maravillosa hija! ¿No te parece que estás de nuevo en una situación en la que debes ser valiente, confiar, y arriesgarte?

Te he esperado tanto tiempo... (Lapiven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora