Capítulo 1

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Esta historia es la secuela de "Por Qué Dejé De Ver My Little Pony".


El Dr. Evergloam era un hombre alto. Con aproximadamente seis pies y medio de altura, él podía mirar por debajo de su nariz como máximo. Si se agregara el hecho de que disfrutaba trotar todos los días por la mañana y hacer un poco de entrenamiento moderado con pesas, la mayoría consideraría que el moreno inmigrante irlandés es una persona bastante intimidante.

Sin embargo, cada vez que Evergloam se acercaba al Sanatorio Smith's Grove, podía sentir que una parte de su sangre se le drenaba del rostro. Era un lugar malévolo. Los fantasmas de la investigación pasada y los "invitados" se aferraban a cada centímetro del edificio, empeorando durante la noche cuando las sombras de los álamos se extendían por el estacionamiento. Afortunadamente, eran las doce y media del mediodía y, por ende, pasarían varias horas antes de que el sol se ocultara debajo de las colinas.

Cerró los ojos, contó hasta diez y respiró profundamente antes de agarrar sus archivos y salir de su automóvil. Evergloam exhaló mientras cruzaba el estacionamiento y subía las escaleras hasta las puertas principales, resignándose a su trabajo. —Evie —le dijo a la recepcionista al entrar—, ¿dónde está mi orden?

Ella llamó a Jacob, un atlético joven de veintitantos años y pelirrojo, quien hablaba más de lo que le importaba al médico. —Hola, Dr. Evergloam —saludó Jacob—. No lo he visto en dos semanas. Entonces, ¿a quién estamos desenterrando hoy?

—Joshua Flynn —contestó Evergloam a medida que empezaban a caminar por el largo pasillo.

—¿Flynn? Ese chiflado que le rompió la nariz a Ralphie y...

—El mismo.

—¿En serio cree que el estado lo dejará salir? —Le preguntó Jacob mientras intentaba ponerse al día—. Quiero decir, después de lo que hizo en...

—Lo dudo, Jacob. Por supuesto, mi trabajo es garantizar un diagnóstico adecuado y escuchar lo que sea que él tenga que decir acerca de cualquier cosa que deba explicar en su declaración.

—Hombre, le digo que él no quería ir allá.

—Mejor dicho, nadie quería ir.

—Pero es extraño —replicó Jacob cuando se detuvieron frente a la puerta 634—. Quiero decir, él no pidió nada más que se retiraran las luces de su habitación y presentó un ataque de pánico hasta que lo hicimos. Creí que quería salir, pero, bueno, ¿qué piensa usted, doc?

—Pienso que vas a abrir la puerta.

Jacob suspiró y cumplió con la orden encomendada. Cuando la puerta se abrió con un crujido, la figura de un hombre de aspecto bastante normal con cabellera rubia apareció recostada en el suelo de la celda acolchonada. Una vez que la luz cayó sobre su cuerpo endeble, el paciente levantó la vista desde donde estaba sentado. Su escaso rastrojo facial era evidente, al igual que sus ojos verdes profundamente hundidos en las cuencas de su propio cráneo. Desde la perspectiva de Evergloam, parecía como si no hubiera dormido en uno o dos días. —Sr. Flynn —tomó la palabra el médico—, soy el Dr. Evergloam. Vine aquí en nombre de la junta psiquiátrica estatal. ¿Cómo se siente?

—Evergloam —respondió Josh—. Ése es un nombre horrible y sombrío.

—Todos dicen eso —reconoció el doctor—. Estoy aquí para determinar si usted está en condiciones de abandonar este lugar, o al menos trasladarse a un área de seguridad mínima. ¿Alguna de esas dos opciones le parece bien?

—No lo sé, doctor. Quiero decir, tengo este lugar tal y como me gusta —Josh se puso de pie y se estiró mientras hablaba. Se alejó de Evergloam y miró hacia la pequeña ventana que se encontraba por encima de su cabeza—. Dígame, ¿el mundo ya se ha vuelto loco, o está extrañamente tranquilo estos días? Realmente no puedo confirmar nada desde aquí.

—Todo sigue igual, como siempre lo ha sido.

Josh resopló y se volvió hacia el doctor. —Entonces, ¿usted está aquí únicamente para escuchar la historia de aquel lunático?

—Eso aún está por determinarse —contestó Evergloam.

Josh suspiró antes de decir: —Bueno, supongo que ninguno de los dos está rejuveneciendo. Traiga un par de sillas, pero nada de aparatos electrónicos, porque no lo permitiré.

—Muy bien.

Josh se estiró de nuevo y bostezó aparentemente aburrido con el acuerdo recién realizado, antes de sentarse en la silla que le acababan de ofrecer. —Bueno, en ese caso, doctor, comencemos.

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⏰ Última actualización: May 03, 2022 ⏰

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