31 | El Principio De Otra Mierda (pt.1)

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El Principio de otra mierda
PARTE 1/2

Railey

- ¡Railey no salgas aún! - Me pedía
Con su voz temblorosa y suplicante, mi compañero, mi amigo, mi infancia.

-Yo no te debo nada - me afirmaba con como la verdad más pura el chico de cabellera roja.

-Quédate un poquito más por favor - me suplicaba el primero, con sus ojitos marrones arrugados.

-Te odio - me aseguro el segundo apretando los dientes, clavado sus trasparentes ojos en mi con ímpetu.

-¡Railey! - Chillo de repente con voz ahogadora.

-Te prometo que volverás a casa.

- Me ahogo - me grito atemorizado.

-¿Porque sigues mirando eso? - Pregunté

-Porque casi mueres ahí - dijo con si le irritar.

-Me da igual, no me lo voy a creer - grite -Michele ya puedes dejar de actuar - proseguí.

El no respondió.

-Michael - le grite afónica.

-Railey yo no te quiero, ya sebes lo que te dije en el hospital creo que no hace falta que te lo recuerde.

-Michael - grite por fin con histérica.

Abrí los ojos y note como mi pulsación eufórica me agonizaba externa e internamente. Me frote los ojos con el pie de la palma.

Mi corazón amenazaba con salirse de la cavidad mientras yo intentaba respirar.

Tras segundos de intentos de volver a controlar mi organismo. Entendí que acababa de tener una pesadilla.

¿Yo?

No, esto no puede ser posible. Esto no puede ser posible.

Tiré la colcha y me puse de pie, mire el reloj que marcaban las cinco.

Sin saber que hacer decidí tomarme una ducha.

El agua caía en mi fría piel calentado mi ser, provocándome escalofríos satisfactorio.

Pero cada vez que cerraba los ojo veía a Alex alejarse, recordando todo el peso de los sentimientos que hay detrás.

¡Mierda!

Me fui a rezar el Fajar que es lo único que no rezo a su debido tiempo, porque tiendo a estar dormida.

Tras terminar, me di cuenta que ya volvía a ver todo con más claridad.

Fui a prepárame un té verde, una vez con este en la mano, volvía a mi cuarto, abrí el armario y decidí el atuendo de un nuevo día.

Mire el pronóstico, cosa que no hacía ya que no solía tener tiempo.

Estábamos en Otoño, pero aquí todo parece un huracán, un día hace calor otro frío.

Hoy iba a hacer lo suficiente fresco para ponerse un jersey.

Tras buscar por varios minutos, uno que me compré hace un años acaparó mi atención, era simple y oscuro, con gruesas franjas horizontales, de color azul marino y verde, intercaladas, era largo y ancho.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora