BARLARIN DE BARRA

CAPÍTULO 1

Capítulo 1

Capítulo 1 Mientras crecía, mi cuerpo maduró temprano, por lo que los niños siempre intentaban tocarme y las niñas me miraban en las duchas después de la clase de gimnasia. Aunque tuve muchas oportunidades, nunca cedí. Queria que mi primera vez fuera especial. Sin embargo, eso no me impidió explorar los lugares secretos de mi cuerpo. Me acostaba en la cama de arriba en mi habitación, los padres dormían profundamente. Acariciando mi piel, me pasaron las manos por la cara hasta el cuello, aprendiendo al tacto lo que más me gustó. Con los ojos cerrados, continuaba hacia abajo, acariciando mis senos y saboreando la suavidad, probando su peso en mis manos. Noté cómo mis niggas se aguantaron mientras apretaba más fuerte, las puntas tiernas.Me gustón húmedas así que me lamía las yemas de los dedos y jugaba con las areolas. Bajando por mi pecho hasta el estómago, sentí su suave redondez, deleitándome con mi floreciente feminidad. Froté mis caderas hacia arriba y hacia abajo, disfrutando de su plenitud. Acaricié la parte interna de mis muslos de un lado a otro, retrasando la incursión en mis pliegues vaginales. Suavemente, froté mi vello púbico, disfrutando la sensación de los apretados rizos contra mis dedos, gimiendo suavemente. Usando una mano, abrí los pliegues y con la otra palpé mi núcleo. Al notar la humedad, use mis dedos para esparcir el jugo por todas partes, haciéndome resbaladizo y hambriento.Me sumergí dentro y fuera, bombeando lentamente mis caderas y moliendo contra mi mano. Sacándolo, usé dos dedos para encontrar y frotar mi clítoris, que ya sobresalía y se llenaba de sangre.

Recogí los fluidos de lo más profundo de mí y los froté por todo mi pequeño nudo necesitado, de un lado a otro, una y otra vez. Algo se estaba construyendo, algo fuerte e inflexible. Demasiado pronto fui superado por una carrera precipitada hacia un lugar celestial y de repente las estrellas estallaron detrás de mis párpados, enviándome al cosmos y más allá. Jadeé en voz alta mientras mi cuerpo se convulsionaba de placer, un éxtasis puro y lleno de sudor que hizo que mis dedos se curvaran.

Me derrumbé contra las sábanas, respirando pesadamente. Lentamente arrastré ambas manos contra mi piel, la humedad de mis dedos dejando un rastro detrás. Alcanzando mi boca, usé la mancha restante como lápiz labial y froté las yemas de los dedos por todos mis labios. Llevé mis manos a mis fosas nasales, inhalando mi esencia, completamente en paz.

Una vez que descubrí la diversión que podía tener conmigo misma, pasé mucho tiempo conociendo mi interior. Mis padres pensaron que estaba siendo una niña tan buena, que no me quedaba hasta tarde, que siempre llegaba a tiempo a casa y que terminaba mis deberes casi sin problemas. Poco sabían…

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