#2 En el que me pienso hacia donde voy

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Se dice que el síndrome Stendhal viene de la historia de un escritor francés en una visita a la Basílica de la Santa Cruz. Ahí empieza a presentar síntomas de mareo, taquicardia y de que iba a palmar, pero debido a la exaltación provocada por lo que observaba. Yo tengo esa sensación siempre que voy a un museo o estoy en una biblioteca con libros o documentos antiguos, de esos que si tocas con las manos desnudas puedes estropear llevándote con ello años de historia.

Normalmente cuando estoy en uno de estos lugares lo que suelo presentar es dolor de cabeza, hiperventilación, estómago extremadamente revuelto y un síntoma que Stendhal nunca anotó así que supongo que será cosa mía, pero prefiero no mencionarlo por aquí por si algún ingenuo está leyendo y decide buscar verbos del tema como enderezar o felar.

A veces pienso en trabajar en algún lugar así, rodeado de miles de textos, anotándolos y ubicándolos en miles de estantes, tratando lo menos posible con gente, salvo con los realmente interesados, esos que son adictos al saber y que al final son como iguales. El problema es que esa profesión es la de bibliotecario y todos los que existen son unos avinagrados y lo primero que piensas de ellos es que les quieres meter un escupitajo en cada ojo. Una de las bibliotecarias de mi universidad es tan insoportable y es que propaga esa sensación hacia el resto de su entorno. ¿Por qué los bibliotecarios son así?¿Acaso el tiempo entre los libros hace que uno se vuelva más huraño? Si es así creo que sería mejor que me buscase otra cosa, ya soy bastante insoportable muchas veces y tengo una lengua bífida que tengo muy controlada para evitarme problemas, pero madre mía el veneno que libera cuando la suelto.

Luego pienso en el museo. Estar todos los días rodeado de miles de pinturas debe ser... a veces observo a los comisarios de las exposiciones y les envidio, viven todos los días entre miles de obras maestras, contando sus historias, las técnicas usadas por el autor, e.t.c. Es que dios bendito, es hablar de eso y que se me muevan cosas ahí abajo. Esa excitación que siento es la causante de que ese futuro tampoco lo vea muy ventajoso, sería como uno de esos que se pone a mil con ver pies, pues yo por ver un Rubens o un Hooper. Todo mal y la verdad es que menuda rabia, es un trabajo de ensueño, pero es buscar algo mejor o ser eunuco para cumplir esa ilusión y creo que no hace falta decir que a mí nadie me toca el vigésimo primer dedo.

Mi carrera, a pesar de lo que muchos dicen, tiene varias salidas, pero sí que es cierto que tiene una que es la principal y la que asegura el pan más fácilmente y es la de educación. Enseñar a las futuras generaciones es algo que puede llenar mucho a algunos, ver como esas cabezas se moldean y desarrollan cuestiones que les aclaras y les muestras el mundo desde otras perspectivas. No es por tirarme flores, pero tengo labia y muy buen manejo con las audiencias. Sé captar la atención de la gente y tengo golpes que generan momentos inolvidables, véase hoy por ejemplo, con una amiga saliendo de la boca de metro diciendo en voz alta (ella dirá gritando pero cada loco a su tema) "no puedo decir sadomasoquismo sin pronunciar la primera sílaba". El caso, buena labia y manejo de audiencias, pero hay un problema: críos o adolescentes y no sé que es peor. Tengo alma de bruja gruñona que vive en la casa oscura del final de la calle, lo siento, pero los niños pequeños pueden ser crueles y los adolescentes estúpidos.

Con eso de la labia y las audiencias podría dedicarme al teatro, y es lo que más me atrae a día de hoy. En el fondo mis escritos siempre han tenido ese carácter, monólogos que imagino con una escenografía muy teatral y ser capaz de transmitirlos. Esto que estoy haciendo ahora en el fondo es un impulso personal de empezar, de dar mis primeros pasos en la dramaturgia, que no la actuación. Adoro poder controlar y manejar la situación, pero eso ya lo dejo para otra ocasión.

El caso es que aún no sé lo que hacer exactamente con mi vida, aunque no pasa nada, tomé una decisión el año pasado al estar a la mitad de mi carrera, a la mitad de acabar y empezar una nueva etapa en mi vida. No sé si habrá sido más o menos acertada pero hay veces que tenemos que aventurarnos.


Arrojada mentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora