"Carta con buenas intenciones"

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—¿Entonces qué hacemos?— la pregunta hecha con maldad vino acompañada de una flecha que se clavo en el árbol en el que estaba recargado Jiang Cheng, podría calcular que había cuatro dedos de distancia entre su cabeza y la flecha.

—Nada. ¿Por qué deberíamos hacer algo en primer lugar? Él es parte de nuestra manada, de nuestra familia y no dijo nada que no fuera verdad.

Está vez fue el turno de Jiang Cheng de arrojar algo, una piedra para ser precisos, a Wei Ying. El arco nuevo fue intermediario entre la piedra y la respingada naríz del joven que se sujetaba con las piernas como gancho de una rama mientras apuntaba estando de cabeza.

Wei Ying tomo otra flecha y apunto justo entre la abertura entre las piernas de su hermano, al ras de su túnica —Es un idiota.

—Si, bueno, tu eres un idiota y eres el miembro más importante de mi manada. Tal vez el problema no sea que yo sea malo eligiendo personas, tal vez solo sea que todos los alfas son idiotas.— otro nuevo insulto contra los alfas fue callado cuando una flecha choco contra el árbol a tan solo dos dedos de distancia de su entre pierna izquierda —¡Oye! ¡Te dejo atentar contra mi cabeza de arriba! ¡Jamás te di permiso con la de abajo! —sin pensar de más tomo la flecha entre sus piernas y con energía espiritual la lanzó a la entre pierna de Wei Ying.

El ojigris asustado se impulso para dar una vuelta en el aire y caer frente a su hermano. —¡Aiyai! A-Cheng, no te molestes conmigo de esa forma, casi me dejas sin...

—Ni una palabra más. —con eso tomo una de las flechas que estaban sobre su cabeza para jugar con ella y se encaminó a la habitación de Wei Ying.

Debían ser como las 3 o 4 de la mañana y Jiang Cheng debía dormir porque a las 10 tendría clases especiales de etiqueta con un maestro que la secta Wen mando.

Aún no comprendia como era que sus padres habían aceptado que un maestro de otra secta enseñará a su heredero sobre modales cuando claramente diferían en muchas cosas sus costumbres con las de los Wen.

—¡Espera! A-Cheng. ¿De verdad vas a dejar el asunto enterrado? Sabes que si en este mismo instante me lo pides, iré hasta Reino Impuro para cortarle los...

—Ya te dije que no importa.

Ya había repetido eso en su cabeza una y otra y otra vez. "No importa" "Está bien, jamás prometió o insinuó nada" "De todos modos era imposible que algo así fuera a funcionar" "Un alfa tan perfecto con un omega tan inseguro no es una buena combinación"

Aún cuando ya se lo había dicho mil veces no podía dejar de sentir una opresión en su pecho, podía decir que el sentimiento se  comparaba con tener dos placas de metal aparentando su corazón, sumado a eso, también sentía que cargaba un yunque en el estómago y en cualquier momento iba a comenzar a vomitar.

¿Por qué Wei Ying seguía insistiendo? ¿Por qué no simplemente dejaba el tema de lado y creía las mentiras que se daba así mismo?

—Pero él...

—Él jamás se puso de frente y dijo "este es un regalo de cortejo" tampoco es como si se levantará la manga y dijera "mira mi marca de destino, es un sable con tu nombre"

Hubiera deseado que hiciera alguna de esas cosas, pero no fue así. En lugar de eso solo dijo que era un miembro importante de sus manada.

¿Entonces porque se sintió tan decepcionado cuando lo escucho hablar con el Líder Jin?

Porque cuando al fin se despidieron, con muchos abrazos de por medio, y el líder se iba a reunir con su gente para marcharse a su hogar, escucharon como él líder Jin le llamaba desde una de las esquinas exteriores del salón donde aún estaban dentro Jiang Cheng y Wei Ying.

Quererte Más Que A MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora