Eres un peligro.

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Desde la muerte de Liliana, un gran numero de alumnos se habían retirado del colegio a sus hogares, otros se habían quedado por que Dumbledore regreso.

Nadie comentaba o le dirigía la palabra a Snape, que tenia el rostro de un muerto, miraba con odio a cualquiera que intentara acercársele y gruñía como un perro rabioso a cualquiera. 

Pero nadie se quejaba, sabían que estaba devastado por la perdida de su única hija. Ya habían pasado varias horas a causa del entierro, Harry eecordo, como Hagrid lloraba desconsolado a su lado y murmuraba qué era su culpa por no haber estado a su lado, y Snape dejaba su cuerpo, con sumo cuidado en el ataúd lleno de lirios blancos.

Posteriormente todos los alumnos, se fueron a sus Salas Comunes, nadie se separaba, todos estaban juntos, con el fin de no obtener el mismo destino de aquella muchacha.

Harry no le sorprendió ver a todos llorar a causa de lo asustados que estaban, incluso vio por primera vez, que los de Slytherin le importaban algo. Supuso que Liliana era alguien importante para ellos. 

En cambio, Harry no dijo nada, solo decidió ir a su dormitorio. Se sentía desolado, y era un sentimiento peor que cuando murió Sirius.

«Debi ser yo»

— Oye Harry... — le llamo Hermione con lentitud. — ¿No... no te parece raro?

A Harry le costó mirarlo, no tenía ganas de hablar y después de que Ron le tiraba una almohada y el gruñera le miro.

— ¿Qué cosa? — pregunto en un hilo de voz. 

— Liliana sabia conjugar el encantamiento Patronus. — dijo. — ¿No te acuerdas?

Harry lo penso un poco. — Si. Ella hizo un tigre que nos protegió hace tres años...

— ¿Entonces por que no lo hizo cuando los dementores? — cuestiono Ron. — Eso no tiene sentido a menos de que ya no pudiera hacerlo.

— ¡Eso es imposible! — exclamo Hermione.

— Lo es, cuando un mago o bruja esta muy deprimido, a veces no puede realizar bien sus encantamientos o emplear bien su magia. — le explico. — Mi padre me dijo que sucede en algunos casos de magos y brujas.

— Eso es imposible, ella no estaba deprimida de esa manera. — protesto Ginny, uniéndose a la conversación. — Ella siempre hacia los encantamientos a la perfección en clase, que yo recuerde.

Harry no dijo nada, solo observo por la ventana en silencio, escuchando como sus amigos comentaban de lo ocurrido.

El por otra parte, sabia quien era el culpable de todo, Malfoy. El pagaría por lo que hizo y se encargaría de que así lo hiciera, aun que sea lo ultimo que haga.

En otra parte del castillo, Minerva McGonagall caminaba hacia Severus, tenia las manos apoyadas adelante. Ambos estaban en los pasadizos secretos, solo se iluminaba el camino que se adentraban.

— Severus. — el nombrado se detuvo y miro con rabia a la bruja, como si tuviera la culpa. Esta, frunció el ceño, levemente pero luego decidió ser lo mas comprensiva con el. — Lamento mucho que Lily...

— Ahórrate tu compasión, Minerva. — le interrumpió. — No la quiero.

— ¡No es compasión, Severus! Todo el mundo es muy comprensivo con tu dolor, pero no haces mas que odiar a todos, Lily nunca querría...

— Ella... ya no existe.

Severus observo una de las antorchas, sus ojos estaban enrojecidos, le había costado ver como enterraban el cuerpo de su hija, el recordar los ojos blancos, su cuerpo inerte y frio, con una expresión de miedo y horror...

La Hija De Los Potter. (6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora