Dolor....
Odio....
Que sentimientos poderosos eran. Emociones peligrosas que desbordaban salvajismo en la mayoría de las mentes colmenas humanas, todo con objetivos diferentes.
Un objetivo como la venganza, la superación, los anhelos y la perdición como la impotencia. Independientemente de los resultados solo había un final que siempre esperaría a la vida, una puerta negra cerrada que se abriría en el momento en el adecuado de la vida de cada quien.
La muerte.
Unos ojos rojos de sangre, tan rojos que intimidaría a cualquier pobre alma. Su iris notablemente salvaje como un felino enfurecido. Sus orejas zorrunas tan largas como un conejo. Su pelaje anaranjado asemejándose al rojo observo al legado de su jinchuriki.
Boruto protegido de los males por nanabi descansaba en paz, nadie lo molesto, todos estaban a su alrededor, los animales ocultos entre las hojas de los arbustos, las ninfas sentadas sobre las ramas de los árboles, pesando como plumas para el árbol. Las sirenas estaban sentadas sobres las rocas grandes que tenía la laguna. Los faunos estaban en una hoguera en círculos tocando la flauta como esperando que el humano despertara, aquel que llamaron "Sucesor de Pan".
Era extraño para el zorro. Ver los sucesos de un humano, después de muchos tiempos. Su físico no estaba anclado a este mundo, solo apareció sin previo aviso.
Miro abajo. Se estaba desvaneciendo. Miro arriba y le dirigió una sonrisa orgullosa al niño.
—Has crecido, mocoso. - susurro, abandonando el lugar—demasiado para tu bien, lástima que no podre acompañarte al igual que tu familia.
....
....
Las horas pasaron, cayo Artemisa, con desconcierto vio una cama natural, su forma era engañosa, parecía estar volando sobre el aire, colgado por los arboles de sus cercanías, pero no era eso. Si se fijaba seriamente en la energía, notaria un tipo de energía desconocida para ella incluso para los dioses.
Fue algo curioso para ella, una sublime deidad griega. Cuyos dominios era primordialmente la naturaleza, y la luna, no la noche, no confundirse, ese dominio era por derecho propio de Nix, unas de las hijas de Chaos.
Pero había algo muy profundo, algo muy añejo acechando entre la oscuridad de la desconocida creación, algo que no debería estar allí, en un humano ordinario tal como ella, una deidad creía.
Una energía primitiva que estaba esparcida por todas partes, fueses a donde fueses, esa inagotable fuente estaría allí. Los humanos más antiguos que los griegos lo llamaron "chakra", "ki", "chi" y un sinfín de nombres.
Lo descubrió. Ella descubrió una verdad enjaulada en un juego de palabras, un secreto encerrado a todos, fuera de la compresión de toda creación superior, a excepción del creador.
La energía que rodeaba al humano, era una línea indeleble de la creación, un tesoro importante para la vida. Un antiguo ser que no sería un humano, si no, un monstruo bajo la piel de un humano.
Una línea indeleble de la verdad, un algo donde no debería de haber. Una existencia que rompía las nuevas leyes del mundo actual, como la física que los humanos descubrieron y se esforzaron en leer. Una biología inhumana para el humano. Sustancias químicas imposibles de sostener en un humano para los químicos. Una historia que caería bajo la categoría de leyenda/mitos. Una psicología incoherente para el mejor psicólogo de la actualidad, categorizada como un psicópata irracional, negando toda aptitud de guerrero. Y una genética sumamente imposible para el hoy, un humano ilógicamente muy poderoso físicamente que los actuales hombres que no podrían levantar con sus manos una roca de 700kg.
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El legado de la profecía(Cancelado, remake: "El que se rebela" )
FanfictionLa historia sigue a un hombre misterioso que se despierta en un bosque y descubre que está en un lugar desconocido, posiblemente en otro mundo. Lleva una armadura feudal similar a la de un samurái y tiene rasgos inusuales, como bigotes parecidos a l...