𝐅𝐑𝐀𝐓𝐄𝐑𝐍𝐈𝐃𝐀𝐃 (Esos 4 + Tú) ✓

𝙊𝙘𝙝𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙘𝙪𝙖𝙩𝙧𝙤

Hoy era el gran día, me levanté temprano para alistarme, me vestí lo más linda que pude y salí de mi habitación, bajé las escaleras, era muy temprano así que no esperaba encontrar a nadie pero mi sorpresa estuvo al encontrarme a Juan

—¿Ya te vas?.— preguntó y asentí —Te ves muy linda, ¿Segura que solo vas a ver a una amiga?.—

Lo miré nerviosa, probablemente él ya sospechaba, me conocía perfectamente y no podía mentirle

—No es necesario que me digas con quién vas.— rió y puso su mano sobre mi hombro —Solo manda ubicación de dónde estarás y diviértete.—

Sonreí aunque seguía pensando que la ubicación sería un problema

—No le digas a nadie, no quiero que piensen que pasaré todo mi día con un chico.— pedí riendo también

—Nadie lo sabrá, sé guardar secretos.— exclamó aunque ambos sabíamos que aveces las cosas se le escapaban y terminaba contando todo —Lo único que espero a cambio de mi silencio es que me cuentes los detalles cuando vuelvas.—

—Te quiero mucho.— dije mientras lo abrazaba en forma de despedida —Nos vemos en la noche.—

Me alejé y ví como él sonrió mientras se despedía con la mano, salí de la casa para caminar a la cafetería, aún era temprano pero si era sincera no había podido dormir por la emoción de poder vivir esto por segunda vez.

Llegué a la cafetería más rápido de lo que esperaba y miré mi reloj 08:12 am, aún faltaban algunos minutos así que decidí sentarme a desayunar algo.

Menos de cinco minutos habían pasado desde que ordené algo y ví a un chico entrar a aquella cafetería, sabía perfectamente quién era y verlo de nuevo me estaba causando tanta emoción. ¡Era Karchez! Estaba embobado viendo su celular y se sentó en otra mesa, bastante cerca de mí.

No esperaba que me reconociera pero mis ganas de hablarle eran tremendas, de pronto ví que guardó su celular, soltó un sonoro suspiro y se levantó para después sentarse en mi mesa, lo miré intrigada

—¿Tengo algo en la cara?.— preguntó burlón y yo seguía sin entender que estaba pasando —He sentido tu mirada sobre mí desde que entré a la cafetería.—

Me sentí apenada y sabía que mis mejillas debían estar más rojas que un tómate

—Pérdon, es que pensé que te había visto en otro lado pero creo que te confundí.— mentí nerviosa

—No te preocupes.— rió —¿Estás desayunando sola?.—

—Estoy esperando a un amigo.— respondí con una sonrisa —¿Y tú? ¿Vas a pedir algo para desayunar?.—

—También estoy esperando a un amigo pero viene tarde así que creo que pediré algo.— dijo

Posiblemente ambos estábamos esperando a la misma persona pero no le podía preguntar si esperaba a Axozer, me vería como una loca

—No te he preguntado ni tú nombre.— habló de repente y ambos reímos

—Soy ______.— me presenté —¿Y tú?.—

—Me gusta que me digan Karchez.— se limitó a contestar —O mejor dicho, me conocen por ese sobrenombre.—

Antes de que pudiera decir algo más escuché como la puerta de la cafetería, ambos miramos en esa dirección y pudimos visualizar a Axozer, venía muy agitado

—Hola.— saludó llegando a nuestra mesa —Se me hizo tarde.—

Miré de reojo mi reloj, 08:26 am, realmente no había llegado tarde así que reí

—Fué un placer conocerte.— sonrió Karchez mientras se levantaba —Ahora nos tenemos que ir.—

—Ella vendrá con nosotros.— dijo Axo ayudándome a levantar y Karchez lo miró sorprendido

—¿Ella es la chica del sueñ...?.— no pudo acompletar la pregunta porque Axozer le dió un codazo en el estómago

—¿Qué?.— pregunté riendo y Axo me ayudó a levantarme

—Olvidalo, ahora tenemos que irnos o perderemos los vuelos.— respondió —Si quieres puedes tomar mi brazo mientras caminamos, no quiero que te lastimes mas la pierna.—

Asentí con una sonrisa, no era lo mismo que caminar tomando su mano pero era similar ¿no?.
Los tres salimos de la cafetería y empezamos a caminar con una dirección incierta para mí

—Antes del aeropuerto quiero pasar a mi casa a buscar mi máscara.— dijo Axo y lo miramos —Me dí cuenta que la había olvidado cuando iba camino a la cafetería.—

—¿Máscara?.— pregunté —Pensé que solo iríamos a visitar a tus amigos, no sabía que ahora iríamos a asaltar un banco o lo que sea que se haga con máscaras.—

Escuché como ambos rieron y sentí una sensación cálida en el pecho

—Me olvidé decirte que tenía una grabación de un promocional para un proyecto.— explicó Axozer y sonreí ¡Todo se estaba acomodando para que fuera igual a ese viaje a Andorra!

—¿Grabación?.— pregunté tal como recuerdo que lo había hecho en mi imaginación —¿Son actores o algo así?.—

Ellos volvieron a reír y pasaron el resto del camino explicándome qué eran streamers, cosa que yo ya sabía pero no quería que ellos lo supieran. Llegamos a casa de Axozer y entramos

—Pueden sentarse un rato, iré a mi habitación a buscar mi máscara y vuelvo.— dijo y se alejó haciendo que soltara su brazo

Karchez y yo quedamos solos de nuevo así que nos sentamos en el sofá que había ahí, la casa era totalmente igual a como la recordaba, esto empezaba a asombrarme más

Saqué mi celular recordando lo de la ubicación, era obvio que no les mandaría la dirección de Andorra así que mejor les mandaría la de la casa de Axo, así ellos pensarían que no había ido tan lejos. Mi mejor opción era solo mandársela a Juan, no quería que los demás la tuvieran.

—¿Crees en las casualidades?.— preguntó Karchez y guardé mi celular para prestarle atención

—Supongo que sí.— reí y él sonrió

—Yo pienso que el destino es muy poderoso, las casualidades no me gustan.— exclamó y yo no entendía porque había sacado este tema —Creo que tú y yo seremos buenos amigos.—

Yo esperaba tener la amistad que había idealizado con él, recuperar eso me haría totalmente feliz

—Normalmente soy bueno intentando adivinar cuando a mis amigos les pasa algo ¿sabes?.— contó —Solo te pediré que lo cuides.—

No entendí a lo que se refería hasta que ví a Axozer salir de su habitación con la máscara en sus manos y con un suéter sobre su hombro, nuestras miradas se cruzaron y sonrió

—Noté que no trajiste suéter y probablemente haga frío en algún momento del día así que quería darte este.— dijo mientras se acercaba y me lo daba

Sonreí tomando aquel suéter y me dí cuenta que era casi idéntico al que me había regalado en todo lo que había imaginado con él, sin duda esto era una señal.