Capítulo 32

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Qué inesperada sorpresa.

Estaba lloviendo.

Una fría y escalofriante lluvia que bañaba la tierra en pleno verano.

Frías e incontables gotas cristalinas caían sin rumbo fijo descendiendo del oscuro cielo hasta la tierra, una helada ventisca fantasmal golpeaba con cierta rudeza las frondosas copas de los árboles haciendolos soltar un crujido escalofriante, la temperatura había descendido varios grados haciendo que una sublime neblina delicada cubriera gran parte del paisaje.
Las espesas nubes habían tapado el precioso cielo azul que había amanecido ese día, cambiando drásticamente el clima de un cálido día azul a un espeluznante ambiente lluvioso, frío y escalofriante.

Ni un solo rayo de sol había sido visto desde entonces.

No era una de esas alegres lluvias que caían ocasionalmente para refrescar la tierra, no. Esta lluvia era fría, tétrica que emanaba un aire de desolación implacable.
Era como aquel ambiente de muerte, tristeza y una macabra inquietud, como aquellas malas películas de terror donde siempre las cosas malas llegaban a pasar en un ambiente así.

A lo lejos, el retumbar de los truenos se perdía en la lejanía, sonaba como el trotar de miles de cascos de caballos que marchaban hacia una batalla campal, estruendosos sonidos implacables que se oían como el bramor de voces furiosas que clamaban en batalla o como el estruendo de una ola que chocaba contra las piedras en una noche tormentosa.
Largos trazos de descargas eléctricas surcaban amenazantes entre las espesas nubes, el chirrido de las corrientes eléctricas le provocó escalofríos a más de uno.

Tal vez, el cielo lloraba las lágrimas que ellos no podían derramar; la naturaleza demostraba la desolación que en sus corazones reinaba pero no podían demostrarlo; los truenos y los relámpagos demostraban aquella furia contenida que amenzaba con estallar de un momento a otro.

La mayoría de los cientos de habitantes de Konoha habían corrido a refugiarse en sus cálidos hogares, incluso hasta los ninjas que les tocaba la guardia aquel día se habían cobijado bajo la sombra de algún árbol o una casita de té que les brindara bebidas calientes y deliciosos aperitivos.

Los senseis llevaban a sus Gennin de regreso de sus misiones y los enviaban a sus casas, hasta Iruka-sensei en la academia había detenido las clases para que los pequeños bebieran un poco de chocolate caliente mientras veían la fría lluvia desolada empañar con tristeza los enormes ventanales de las aulas.

Kakashi desde lo alto de la torre Hokage, observaba apasiblemente a su aldea correr a refugiarse de aquel inesperado ambiente lluvioso.
Obito llegó a su lado teniendole dulcemente una taza de café humeante.

-Qué fastidio ¿Por qué diablos tenemos que ir a una misión con este horrible clima?- la voz aburrida y con un tinte de irritación de Nara Shikamaru interrumpió aquel silencio meditante que tenían los dos miembros del Equipo 7.

Los dos Jounnin del Equipo 7 voltearon a ver sobre sus hombres para encontrarse con los que serían sus compañeros en su próxima misión.

Nara Shikamaru quién tenía una cara de completo fastidio y llevaba una sombrilla sujeta de su mano derecha para cubrirse de la lluvia, llevaba una chaqueta más gruesa y una bufanda azul enrrollada en su cuello.

Hyuga Neji quién tenía aquel mismo rostro neutro e impasible que mantenía habitualmente, este solo llevaba una capucha de viaje para cubrirse un poco de la fría lluvia y también se había puesto ropa más cálida.

Aburame Shino quién estaba en su habitual silencio con las manos dentro de su capucha, pero sentían que detras de aquellas oscuras gafas de sol aquel chico los analizaba con cautela.

Team 7: Almas De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora