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Luego de darse un último vistazo al espejo y resignarse a que su vientre resaltara de todas formas, a pesar de la chaqueta holgada que vestía, salió de su cuarto y bajó las escaleras para encontrarse con su ex novio

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Luego de darse un último vistazo al espejo y resignarse a que su vientre resaltara de todas formas, a pesar de la chaqueta holgada que vestía, salió de su cuarto y bajó las escaleras para encontrarse con su ex novio. Él lucía equilibradamente entre lo formal y lo casual, haciéndole sentir un poco fuera de balance al andar con ropa deportiva. Pero, ¿qué más podía hacer, si la mitad de su closet ya no le entraba? No tenía más alternativa que recurrir a las prendas cómodas y elasticadas.

—Hola, Nam —saludó, alzando su mano, mirando a su alrededor con sus ojos curiosos, al no ver a su madre merodeando. —¿No es un poco temprano, aún?

—Quise venir antes por ti —le sonrió como siempre, con sus hoyuelos haciendo aparición. —Para aprovechar de hablar un poco... ¿te parece bien? —el menor asintió, mordiéndose el labio inferior, en un gesto inconsciente de ansiedad. Se sentó a su lado en el sofá de tres cuerpos, dejando una de sus piernas dobladas para acomodarse sobre esta y así poder mirar de frente a Namjoon.

—¿Pasa algo malo? —cuestionó Jeon, tirando de las mangas de su chaqueta, buscando algo en lo que concentrar su atención para no mirar directamente a los ojos bondadosos de su ex novio.

—No, claro que no —la mirada distraída del pelinegro captó la caja que el otro le tendía. Sus ojos se iluminaron y sonrió involuntariamente. —Te traje esto —murmuró, entregándole los chocolates.

—¡Bombones con menta! —dijo, emocionado. —Gracias —y sin tardar demasiado, quitó el plástico que la sellaba, para sacar uno y llevárselo a la boca con un gemido de satisfacción que le sonrojó las orejas al mayor.

—Imagino que al bebé le gustarán también —comentó, orgulloso de hacerlo feliz. —Digo, si tu los disfrutas, él lo hará... suponiendo que así es como funcione...

—No tengo ni idea —se encogió de hombros, más relajado. Últimamente, no podía evitar que el ambiente entre ellos se sintiera tenso, pero desde aquella conversación telefónica, cuando fue a visitar a Jimin, las cosas volvían a sentirse como antes. Era como si Jungkook pudiera ser el mismo con Namjoon, pues éste le había conocido tal cual era; con su personalidad fuerte e irreverente, grosero en ocasiones y mal pensado en otras, bromista y ligero. —¿Quieres uno?

—¿Uh? —para Namjoon no era ofensivo que el menor jamás le llamara con honoríficos y, por el contrario, le hacía sentir más cercano a él. —Yo... —el contador quiso decir que él odiaba la mezcla de sabores que su ex novio amaba, pero el chico estaba ofreciéndole con su propia mano uno de los bombones y, sin pensarlo demasiado, abrió la boca y capturó el chocolate. Jungkook se sorprendió ante el toque de los labios del otro, en sus dedos, pues su intención inicial era que el mayor lo recibiera en su mano y no alimentarlo directamente en la boca.

—No tenías que chuparme los dedos... no se supone que... —se limpió exageradamente la mano en el pantalón del contador, sólo para molestarlo. —Me llenaste de babas.

Ni tan JUNTOS, ni tan REVUELTOS - YoonKook/NamKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora