Al día siguiente sonaron unas trompetas y todos se levantaron cual soldados, yo solo seguí a todos los demás, se formaron en filas, como fueran entrenados en un colegio militar, yo fui la última en levantarse así que me quede al fondo de las personas y no me moleste en hacer exactamente lo que los demás.
- Muchachos, hoy tenemos a una nueva integrante - dijo una voz femenina y chillona - Alayah acércate, preséntate con tu nueva familia - me ordeno con "amabilidad" la voz. Obedecí y camine con cautela al frente de las filas, con la mirada atenta, divise unos labios de un hermoso color rojo brillante, al principio no fueron un signo de alerta, no fue hasta que ya no quedaban personas que cubrirán a la mujer que me pidió que me presentará con los demás que me altere, era una enorme araña negra peluda, sus monstruosas patas parecían acariciar en suelo sin dejar rastro alguno de su presencia, su cuello no tenía piel por lo que sus huesos relucían con un blanco acabado y sucio, su cabeza era la de una mujer con una nariz respingada, lo que hacía que tuviera un aire de elegancia, tenía diversos ojos por supuesto, un par de ojos se situaban en donde un ser humano los tiene, otro par ocupaba el sitio de las cejas, y un último ojo me miraba directamente desde el centro de la frente. Con la poca valentía que tenía me pare delante de la gran araña, di media vuelta para ver al grupo de personas que tenía detrás, todos me miraban con lastima, cosa que no me agradó del todo.
" Ay pobre niña"
"Es muy joven aún"
"Vaya vida de mierda que le espera"
Escuché, la verdad no estaba interesada en oír esos comentarios y me apresuré a hablar.
- Mi nombre es Alayah - dije con seguridad.
-¿Escucharon todos?- preguntó el octópodo parlante. Algunos asintieron con la cabeza mientras que otros negaron.
- Ella es "Alayah", será la nueva trapecista- inicio la araña con un tono de voz altanero - Sin más que decir,vayan a desayunar, les espera un día muy largo- dijo algo alegre.
Espere para quedar al final de la fila, pero alguien me jalo a la fila de en medio.
- Buenos días, Alayah - me saludo Hagata con amabilidad.
- Buenos días- conteste en cuanto reconocí la voz.
-¿Pretendías quedarte al final de la fila?- preguntó ella
- Sí....-
-No te lo recomiendo - me comentó, entonces comencé a pensar que esa no era mi mejor idea; el grupo de personas se introdujeron en una carpa con el típico patrón de lineas blancas y rojas, en la entrada había dos perros de un tamaño exagerado, ambos animales tenían un hocico tan abierto que era posible ver todos y cada uno de sus colmillos, una mordida y te podrían perforar un pulmón si problema alguno, sus fuertes patas de aferraban al suelo con sus poderosas garras, su imponente tenía unas espinas largas y afiladas, el par de caninos rugían y gruñían con una amenazante furia, con tan solo verlos agradecí que Hagata me hubiera jalado hasta el medio de las filas.
- ¡el desayuno está listo! ¡El desayuno está listo!- dijeron unas vocecitas con entusiasmo, examine mi alrededor en busca de las juguetonas voces, en eso vi unos platos de porcelana blanca flotando sobre nosotros formando un enorme círculo, todos se sentaron en el suelo, y los platos se posaron delante de cada persona presente, mire con atención el descenso de las piezas de cerámica.
En cuanto los platos quedaron en el suelo todos comieron sin pensarlo dos veces, yo por mi parte analicé la comida, era una masa viscosa de un color verde enfermizo, simplemente era repugnante.
- Cómetelo - me dijo Dylan.
-¿Esto se puede comer?- le cuestioné con un tono irritado.
- Por supuesto - me dijo con una sonrisa torcida.
- Quizá es veneno - comente siguiendole el juego.
- Mírame, ¿Me ves muerto?- cuestionó divertido.
- Mmmmm al menos de la cara- le dije comenzando a sentirme cómoda con la conversación.
...
Después de que todos se acabarán su "comida" se dividieron en secciones, y cada grupo se introdujo en una carpa diferente:
Algunos hacían el papel de poderosos leonés, en otra carpa hacían una coreografía increíblemente sincronizada, todos hacían su trabajo de la forma más perfecta posible, de lo contrario serían agredidos, ya fuera con un látigo, con ramas o con cualquier utensilio que estuviese a la mano. De pronto me quedé sola en el centro de la carpa, mire a mí alrededor buscando un indicio de a dónde tenía que ir. Sin previo aviso sentí una mano se posó en mi hombro, una mano áspera con un penetrante olor a putrefacción, arrugue la nariz para intentar ignorar el asqueroso aroma.
- Buenos días Alayah - dijo la irrisoria voz de payaso
-¿Qué te parece tu nuevo hogar?- me preguntó cómo si le interesará mi comodidad.
- Es un lugar algo ..... Ruidoso- dije refiriéndome a los constantes sonidos de golpes y gritos de dolor.
- Ya te acostumbras, y si te molesta el ruido evita ser tú quien lo provoqué - me advirtió con sutileza, asentí con la cabeza sin agregar palabras a la conversación.
- Ven conmigo - me ordenó no muy contento con mi actitud. Comenzó a caminar para llevarme a otra carpa, lo seguí preguntadme que clase de cosas tendría que hacer como "trapecista".
- Ya conociste a nuestra querida lady Ámbar- dijo el hombre cuando entro a la carpa.
-¿Quién?- pregunté yo sin siquiera reconocer el nombre, imite al señor y, entre a la carpa, contaba con patrón igual a la carpa anterior, solo que esta en lugar de tener rayas intercaladas entre blanco y, rojo era un patrón con blanco y, un amarillo fosforescente, una mezcla de colores irritante a la vista, quede deslumbrada por la combinación.
- Soy yo nenita - me dijo una voz chillona que reconocí inmediatamente, realmente desde que conocí su apariencia le comencé a temer, mire a la dueña de la voz con miedo la cabeza de la araña me miraba fijamente.
- Alayah ella será tu entrenadora- comento el viejo para luego dejarme sola con la araña mutante.
...
Me obligaron a practicar trucos sin previo conocimiento sobre lo que tenía que hacer, lo único que sabía con certeza era que tenía que aferrarme al trapecio con toda mi fuerza si no quería lastimarme, claro había una red debajo de mí, por supuesta seguridad, pero estaba vieja y desgastada, por lo que no era la mejor la mejor idea dejarme caer, sin embargo mis brazos no resistían cargar mi peso debido a que no estaba acostumbrada a ese tipo de esfuerzo físico, por ende me caí varias veces, la cuerda de la red era rasposa y, mi piel terminaba irritada, además era brutalmente golpeada por un látigo, así que mi espalda un poco flagelada y con algunos moretones. Cada golpe me provocaba un dolor insoportable y me arrancaba un grito.Al anochecer yo estaba agotada y, muy adolorida solo podía pensar en irme a dormir de inmediato, mis compañeros mayores de espectáculo me miraban con lastima haciendo muchos comentarios, mientras que los más pequeños miraban algo curiosos pero guardando silencio.
- Me voy a dormir - anuncié cansada.
- Alayah - me llamo Hagata con su dulce voz.
- ¿Mandé?- le pregunté e inmediatamente me acerque a ella.
- Ven, quiero limpiarte esas heridas - me pidió lindamente.
Como una chica obediente me deje limpiar las heridas que por suerte no eran tan profundas como esperaba; sin embargo el trapo húmedo y viejo ardía mucho, me obligue a sofocar un grito en mi garganta por el dolor que el roce del trapo me causaba. Ya atendidas mis heridas me dirigí a la cama con un peso en los hombros al que yo conozco como: " cansancio", mire la cama y divise el esbelto cuerpo de Dylan cubierto con la sucia cobija que teníamos que compartir, el chico dormía profundamente en resultado a un día agotador, admire la expresión cansada del muchacho y note que tenía tenues marcas de lágrimas en sus mejillas "¿Qué le habrá pasado?" " No lo vi ni lo escuché llorar en todo el día" pensé, la verdad es que el muchacho me causaba una gran curiosidad.
Me recosté al otro lado de la cama y caí en el mundo del sueño de forma inmediata.
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Desde abajo
AventuraEn esta historia nuestra protagonista de ojos color carmín, se extraviá en un mundo totalmente distinto al que ella conoce, donde todas las pesadillas de cualquier ser vivo se hacen realidad. Sigue a esta pequeña aventurera y descubre junto con ella...