Prólogo

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Era el día en que el menor de todos los Madrigal iba a recibir su don, Antonio Madrigal, el hijo menor de Pepa y Félix Madrigal

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Era el día en que el menor de todos los Madrigal iba a recibir su don, Antonio Madrigal, el hijo menor de Pepa y Félix Madrigal.

Toda la familia estaba alistado las cosas para que la ceremonia saliera perfecta, todos exepto una niña de cabellera rizada negra y ojos avellana que eran escondidos por unas lentes de montura redonda verdes.

Sus padres la miraban preocupados pensando que tal vez su hija estaba de esa forma por que recordaba la noche donde su don no se manifestó, sin saber que era lo contrario, si bien ella recordaba esa noche con claridad no le preocupaba, lo que la tenía tan pensativa era la carta que se le fue entregada por la noche.

Una carta que era bastante simple, pero que la hacía temblar de miedo, ya que en ella estaban escritas las palabras, Voy a regresar, solo obedece.

Mirabel no podía evitar temblar al recordar eso, nadie más que ella sabía que Carlos regresaría, y no podía decir nada, ya que después de todo, ¿Quien le creería a la chica sin don?, La pequeña se contestaba a ella misma con una sola palabra, nadie.

Había intentado actuar de manera natural, de manera positiva pero no podía hacerlo, simplemente no podía.

Ella estaba caminando por la casa con la cabeza gacha, sin ánimos para levantarla, ni siquiera salió con su familia esa mañana al pueblo para evitar preocupar a los niños que siempre le seguían.

Escucho como su tío Félix le decía algo a su tía Pepa, la cual estaba provocando un tornado pequeño.

Félix: Pepa, tu tornado se está llevando las flores

Mirabel sintió como el fuerte viento se detuvo, pero no le importaba, solo quería ir a su habitación y dormir, soñar que nada pasaría, que solo debía seguir obedeciendo y que todo saldría bien, lamentablemente su plan fue arruinado cuando sin querer choco con su hermana.

Isabela: ¿Pero que te pasa?!!

El grito de la señorita perfección había llamado la atención de varias personas.

Luisa: Isabela, déjala
Isabela: No!! Quiero una disculpa
Camilo: Jajajajajajaja Mirabel nunca se disculparía, mejor volvamos al trabajo antes de que la abuela se de cuenta

La mujer de cabello largo miro mal a su hermana menor, se dió la vuelta dispuesta a regresar a su trabajo de adornar la casa pero una voz la detuvo, o más bien dicho los detuvo, ya que Luisa y Camilo también se quedaron quietos y sorprendidos.

Mirabel: Lo siento mucho Isabela, espero que puedas perdonarme por meterme en tu camino, en verdad estoy arrepentida

Luisa se giró casi de inmediato, no podía creer lo que había escuchado.

Luisa: ¿Mirabel?
Mirabel: Mmmm?

Aunque trataba de mantener su fachada de mujer super fuerte, se miraba en sus ojos la preocupación por su hermana pequeña.

Obedece MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora