Mi Debilidad *Draken X Emma*

Capitulo 2

DRAKEN

Me incliné y besé su cuello. Ella se estremeció y mientras seguia besando su piel sensible, saboreando su dulce sabor. Ella se arqueó hacia mí, sus senos presionando contra mi pecho mientras sus uñas se clavaban en la parte de atrás de mi cuello. Ella me atrajo más cerca, rogando en silencio por más.

Gruñí contra ella y mordisqueé su hombro. Ella dejó escapar un suave grito. A pesar del deseo en el sonido, me contuve.

Podría tenerla en mis brazos esta noche, pero nunca sería mía. Nunca podría meterla en nuestro mundo, nunca dejaría que ella fuera parte de nuestra pandilla.

Ansioso por explorar sus curvas, la pegue aún más a mi. Para tenerla lo más cerca humanamente posible que de podía.

Jugué con mis manos en su cuerpo así durante mucho tiempo, aprendiendo su cuerpo y sus desencadenantes sensuales. Ella se retorcía y gemía debajo de mí, aferrándose a mí mientras la provocaba y la saboreaba. Quería saber todo sobre ella. Quería saber qué tan caliente y suave como la seda sería su coño si la tocara allí. Prácticamente podía oler su deseo, y sabía que ambos pensábamos lo mismo.

Esta noche no, me dije. Le prometí que no presionaría para tener sexo. Honraría la confianza que me había mostrado.

―Por favor ―dijo con un gemido―. Por favor, Draken. ―Meció sus caderas contra mi muslo, buscándome.

El sonido de su voz ronca acariciando mi nombre mientras rogaba por mi toque quebró parte de mi resolución.

―¿Qué quieres, ángel? ―Pregunté, usando el cariño sin darme cuenta.

―Por favor, tócame.

Pasé una mano por debajo del dobladillo de su vestido, deslizando mi palma por su muslo. Su piel era aún más suave de lo que había imaginado, y contuve un gruñido de deseo cuando mi pene palpitaba.

Cuando llegué a su calor húmedo, jugueteé con mis dedos a lo largo del borde de sus bragas de encaje.

―Tocarte, ¿dónde? ―invité―. ¿Aquí? ―Pasé mi pulgar por su clítoris a través de la barrera del encaje, y ella gritó.

―¡Sí!

—Dilo —ordené, incapaz de contener mi naturaleza más dominante ahora que la tenía retorciéndose y rogando―. Pídeme que toque.

Ella vaciló, su vergüenza arrastrándose hacia atrás. Encontré su inocencia deliciosa.

Retiré mi mano, y le hice seña de bajar la voz, lo que menos quería en ese momento es que nos descubran o que interrumpan nuestro momento íntimo.

―¡Espera! Por favor, Draken. Por favor, toca mi...

Esperé, negándome a ceder hasta que ella me diera lo que quería.

―Por favor, tocame. ―Fue apenas más que un susurro, pero las palabras fueron directamente a mi cabeza, embriagándome con un poder que era incluso más embriagador que mi deseo físico por ella.

Volví a tomar sus labios, mi pecho retumbaba de placer mientras metía los dedos debajo de sus bragas. Estaba tan caliente y suave como la seda como esperaba: húmeda y lista para mí. Ansiaba meterme dentro de ella, follarla y hacerla mía.

Pero hice una promesa.

Rodeé su clítoris con mi pulgar, jugando alrededor de él. Incluso el toque ligero provocó un grito de ella. Todo lo que necesitó fue un toque directo y firme en su clítoris, y se deshizo. Ella gritó de éxtasis y sofoqué el sonido con un beso posesivo.