Entre las sábanas de la cama del motel, en el que se encontraba alojado Shinichiro, no solamente se encontraba él, sino también cierto albino de ojos color semejantes al amatista. El Sano no entendía cómo demonios habían vuelto a compartir noche, a la luz de la Luna y a los ojos de las estrellas, en la cual, habían hecho de todo menos dormir. Aunque bueno, muy en el fondo lo sabía, pero jamás admitiría la posibilidad de tener sentimientos hacia un hombre. Para él, todo aquello era un completo error. Sólo estaba desesperado, y como las mujeres no le hacían caso, se iba con Wakasa una noche más.
Entonces, ¿por qué la posibilidad de que el Imaushi se fuera con otro inquietaba y asustaba al azabache de ojos oscuros hasta un punto alarmante, en el que llegaba a sentir celos si veía al de ojos violetas con otra persona? A veces el Sano malinterpretaba las cosas y las sobre pensaba demasiado.
— Waka.. ¿ya despertaste? — Habló de repente Shinichiro tras estar un buen rato despierto, sobre pensando aquella situación y viendo el lindo rostro de su amante entre las sábanas.
— Sí, tonto. Déjame dormir, idiota — Refunfuñó con molestia el Imaushi. Éste siempre detestaba que le despertaran, y que lo hiciera su amigo no era excusa como para no insultarle. Aunque ya de por sí, siempre insultaba al más mayor.
Los labios del Sano se entre abrieron por un instante. Estaba dudando en si debía decir o no algo. Al fin y al cabo, si no obedecía a su amigo posiblemente éste le golpearía, pero a su vez, estaba dispuesto a arriesgarlo todo.
Tras tener a aquel albino de tez pálida y cuerpo afeminado gimiendo abajo suya, de forma desesperada y con un leve rubor en sus mejillas mientras pedía por más, no podía evitar sentirse un poco dominante ante éste, aunque para que mentir, sólo le dominaba en la cama, a veces.
— Waka.. quiero repetir —Exclamó lleno de lujuria el más alto, acercándose al oído del menor, para después lamerlo y dejar una pequeña mordida en aquella parte, a lo que el albino soltó un quejido de dolor casi inaudible.
— Eres un hijo de puta — Exclamó con molestia el Imaushi, empujando al Sano y quedando el albino sentado sobre éste, a lo que sin dejarse esperar comenzó a frotar su trasero sobre el miembro, ya erecto del de ojos oscuros.
No todas las veces Shinichiro era el que dominaba, mejor dicho, no solía dominar él. Solamente lo hacía cuando Wakasa volvía de pelearse y, al encontrarse tan cansado, decidía abrir sus piernas para que el azabache hiciera lo suyo. Justo el día anterior había sido uno de éstos, pero el de menor estatura ya había descansado lo suficiente, a pesar de haber tenido sexo hasta altas horas de la madrugada. Al contrario que el mayor, el cual llevaba unas enormes ojeras, pareciendo no haber dormido desde hacia ya tiempo, cosa que podría ser perfectamente así. Simplemente, la imagen de Wakasa no le dejaba dormir. Y ver dormir a su amante entre aquellas sábanas blancas era una imagen que no podía desperdiciar durmiendo.
— ¿Has dormido? — Habló de nuevo el Imaushi, continuando con su frotamiento por encima de aquella manta. Si no fuera por ésta, posiblemente el pene del Sano ya hubiera vuelto a profanar aquellas paredes que tan loco le volvían.
— Ya sabes que tengo insomnio desde hace unos días — Confesó. No mentía, tal vez sí con el motivo de que no pudiera dormir. Obviamente no le iba a decir al albino que el motivo de que no podía conciliar el sueño era él.
— ¿Es por mi culpa? — "Pillado" fue lo que pensó el azabache ante las palabras de aquel chico, menor que él, pero mucho más listo, siendo también que Shinichiro no sabía mentir. Sencillamente era algo que no sabía hacer bien, por lo que, entre abriendo la boca y notando una pequeña gota de sudor bajar por su frente, solamente asintió — ¿Te enamoraste de mí acaso, idiota? — Cuestionó con burla, dejando sin palabras al Sano.
Un silencio incómodo se apoderó de aquella habitación. Al no recibir respuesta, el menor se levantó, agarrando su ropa, dispuesto a ponersela y irse. Aquella situación tenía un ambiente muy insoportable, casi asfixiante. Mientras tanto, el azabache observaba lo que hacia el opuesto, sin saber qué decir o hacer.
¡Él no era gay! ¿O sí? ¡Claro que no, a él le gustaban las mujeres! ¿Entonces bisexual con preferencia a mujeres, pero también atracción a hombres? ¡Claro que no, los hombres no le gustaban, sólo le gustaba Wakasa! Sin lugar a dudas, la mente del Sano estaba hecha un lío, ¡parecía un ciego en un laberinto! Ni él se entendía, ¿qué debía hacer? Obviamente no quería que el más bajo se fuera, le partía el corazón el simple hecho y la posibilidad de que el contrario no quisiera volver a verle.
— Waka, espera, no te vayas. Quédate una noche más — Reaccionó al fin cuando el albino ya estaba completamente vestido y cogiendo sus llaves y demás cosas para marchaste de aquel lugar.
— No quiero ser tu juguete por la noche y que luego te comportes como un homofóbico. No quiero ser algo de una noche, Shin. Cuando decidas lo que quieres de verdad conmigo, me llamas, pero no voy a aceptar ser sólo tu amante — Habló en un tono frío el Imaushi. Aquel tono era característico de él, pero sacó de sus casillas al azabache, ya que él nunca había recibido aquel tono tan neutral de parte de su amigo.
Sin duda estaba confundido, ¿qué había querido decir el de ojos amatistas con aquellas palabras? ¿Que no iba a aceptar ser sólo su amante? ¿Podía tomarse aquellas palabras como una declaración de amor? ¡Por supuesto no podía dejarlo ir después de escuchar todo aquello!
Con rapidez, se vistió y le persiguió, encontrándolo con suerte devolviendo la llave a la dependienta del motel. Nada más verlo, Shinichiro corrió hacia él y se abrazó a él entre lágrimas, mientras repetía la misma oración varias veces en el oído del de cuencas violetas, oración que quedaría clavada de por vida en el corazón de éste, hasta morir.
— ¡Yo no quiero una noche contigo, sino una vida contigo! ¡Waka, te amo! — Exclamó, lloriqueando en el hombro del más bajo, y posiblemente llenándolo de mocos. Al Imaushi le hubiera parecido asqueroso sino fuera la situación en la que se encontraban. Sin poder evitarlo se puso a llorar junto a él. ¡Wakasa nunca lloraba! Desde luego aquel chico le había cambiado, pero cambiado para bien.
— También te amo, Tontochiro — Habló, llamándole con aquel apodo que le había puesto cuando eran pequeños. La escena era demasiado linda, incluso parecía de película. La dependienta los felicitaba mientras éstos ahora, ya avergonzados por aquella escena que habían hecho, se disculparon por hacerla.
Después de devolver las llaves y salir de la mano de aquel lugar, el Imaushi besó la mejilla del opuesto con cariño. Era la primera vez que sucedía aquello, ya que anteriormente la relación que habían tenido era exclusivamente carnal.
Sin previo aviso, el Sano agarró al contrario de la cintura y besó sus labios suavemente, en un lindo y tierno beso de los que nunca jamás se habían dado, y de los que próximamente habrían muchos más. Aquel beso, sólo era el inicio de muchos más, ya que, por primera vez, aquel beso era de verdad. Un beso que demostraba el amor que habían estado ocultando desde hacía años.
Y por primera vez, Shinichiro Sano se alegraba de no pasar únicamente una noche más con Wakasa Imaushi.
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¡HOLA! Espero les haya gustado este fanfic, aunque me quedó un poco corto. Yo esperaba que fuera más largo, pero creo que así está bastante bien la historia de estos dos hermosos personajes. En lo personal a mí me encantó escribirlo, ¡así que espero que hayan disfrutado su lectura! En fin, pueden dejarme aquí sus opiniones y bueno, dicho ésto, coman bien y cuídense, chao. <3
-𝘈𝘴𝘩𝘶 ☆
1335 palabras.
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Una Noche Más - ShinWaka
Fanfiction¿Los amigos de la infancia pueden empezar una relación amorosa y que sea seria? "No", fue la respuesta fría de Shinichiro. Ahora le toca pedirle a Wakasa que se quede sólo una noche más, con la intención de que se quede una vida entera a su lado. ⚠...