XIX

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Luego de cocinar un no tan delicioso plato de carne y puré de papas para ambos, me fui a acostar a mi cuarto.

Me encontraba recostado encima de mi cama, con la vista clavada en la pared, mirando nada en particular

Tenía esa estúpida necesidad de seguir haciendo cosas constantemente para no sentirme inútil.

Comencé a limpiar la mugre y a ordenar mi cuarto, comenzando por la considerable cantidad de ropa sucia que había esparcida por todos lados.

Encontré varias cosas debajo de mi cama, y me distraje inspeccionandolas. Un juego de mesa, una pistola de juguete y una pequeña radio de bolsillo, aunque esa última no recordaba haberla usado nunca.

(Quizás fue un regalo.) -Pensé mientras jugaba con ella en mis manos.

[¡Click!]

...

Nada, ni un solo sonido.
Abrí el compartimiento de las baterías con una uña, solo para darme cuenta que no tenía ninguna.

Dejé la radio en la mesita de luz, haciendo la nota mental de comprar baterías mañana y me metí en la cama, un poco más cansado que antes.

Miré el celular con el rabillo del ojo una última vez antes de dormir, con la ligera esperanza de que hubiera recibido un mensaje, aunque ese no era el caso.

Sintiendo como el sueño comenzaba a tirar de mis párpados, cerré los ojos lentamente.

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Antes de que me diera cuenta caí dormido, únicamente para sentir como estaba cayendome y casi saltar de la cama.

-...
-Estúpido cerebro. -Pensé, acomodandome en la cama.

Buscando a tientas, no encontré mis sábanas ni tampoco mi almohada bajo mi cabeza.

Abrí los ojos para ver una cama pequeña, pegada por la pared.
El suelo estaba polvoriento y sucio, como si nadie hubiera estado aquí hace mucho tiempo.

Enfocando un poco más la vista pude ver una puerta metálica abierta en la habitación.

Mi sangre se congeló en mis venas al darme cuenta en donde estaba.

Rápidamente salté de la cama y corrí hacia afuera de la celda.

Un pasillo lleno de cadáveres de soldados con un uniforme verde se encontraban en el piso, sobre un charco de su propia sangre.

Retrocedí unos pasos de vuelta a la celda, sosteniendo mi cabeza entre mis manos.

(Esto debía ser un sueño.) -Dije, tirando de mi pelo.

-Esto es un sueño. -Dije bajo mi aliento.

Pero el latido de mi corazón ensordeciendome en mis oídos era completamente real.

Oi unos pasos apresurados y volteé rápidamente hacia la puerta de la celda.
Una figura armada se encontraba en el marco de la puerta, apuntándome con una pistola.

La ausencia de luz me hacia imposible discernir su rostro, pudiendo ver únicamente el beret rojo que tenía en su cabeza.

Antes de que pudiera reaccionar, oi el ensordecedor disparo del arma y el arma iluminó el oscuro cuarto.

-¡...!

Desperté de vuelta en mi cama, cubierto en sudor y respirando con dificultad.
Reí nervioso, destapandome de las sábanas y levantándome de la cama.

Estaba respirando agitadamente, como si hubiera corrido una maratón hace unos minutos.

Salí de mi cuarto y me dirigí a la cocina para tomar un poco de agua.

SCP 1471 [Una vida anómala.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora