La chica mira por última vez la botella que se aleja río abajo. En esa botella viajan todos los sentimientos que ha ido escondiendo y guardando en su interior. Todo va flotando río abajo.
Lo que ella sentía por él, todo lo que quería gritarles a sus padres, todo lo que no lloraba cuando le hacían el vacío, el enfado y la tristeza que sufría cuando las personas a las que consideraba amigos la criticaban a sus espaldas. Aquellas cosas malas que ha guardado durante demasiado tiempo. Todo lo que le ha contado en susurros secretos a la botella.
Suspira por última vez antes de darse la vuelta y olvidar todo lo que aquel recipiente que se alejaba contenía.
Lejos de allí, un chico se ha dado cuenta de que no es feliz. Nunca lo ha sido, todo ha sido una farsa. Se ha dado cuenta de que nadie lo comprende, de que nadie entiende cómo se siente y no es capaz de expresarlo con palabras. Todos creen que es una fase. Nadie puede ver cómo se está ahogando en sus propias lágrimas. Y cuando grita pidiendo ayuda todos lo ignoran. Esta solo.
Llora empapado bajo la lluvia.
Al otro lado de la playa, una chica pelirroja habla en silencio. Hace meses que la voz la ha abandonado. Sólo el silencio permanece en su vacío cuerpo. Nadie la oye, nadie quiere oírla. Sólo el silencio quiere conversar con ella.
Abre los labios y grita al mar.
Dentro de una ciudad dormitorio, un lugar olvidable, un chico con gafas tiene miedo de los monstruos. Principalmente son tres los que lo acechan, pero sabe que detrás de ellos hay muchos más que prefieren permanecer ocultos. Todos lo ven, pero nadie dice ni hace nada. El peor de todos es el monstruo más grande, el líder de los demás, el mismo que hoy le ha encerrado en el baño. No ha salido hasta varias horas después cuando el conserje lo ha encontrado por casualidad.
Ahora está agachado a oscuras en su habitación, el único lugar que los monstruos no han encontrado todavía.
En un pueblo grande, una chica se levanta por primera vez tras haber perdido una beca para estudiar Arte en el extranjero. Se marcha a estudiar Química en un mes. Guarda sus óleos, rotuladores y carboncillos en la maleta que debería llenar con ropa.
La fina brecha que había entre ella y sus sueños se ha abierto hacia el lado equivocado.
Cinco botellas se alejan de sus emisores. En cada una viaja una cosa diferente.
A la primera chica le llega una llamada de ayuda.
Al chico le llega un pincel roto.
A la chica silenciosa se le ha acercado en el mar una hoja en blanco con la única excepción de un nombre.
El chico de gafas a recibe una botella llena de gotas de lluvia.
La artista ha vaciado su botella y de ella ha salido un torrente de palabras.
Cinco botellas, cinco personas, cinco historias, cinco vidas, cinco voces.
