Disgusted.

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Ruidos de errantes que se acercaban a nosotros. Demonios, eran demasiados. Cerca de una docena y media de criaturas se acercaban a nosotros. Calum estaba revisando los asientos delanteros y Mali no parecía haberse dado cuenta de que sucedía.

-¡Calum! —Grité e inmediatamente desenfundé las pistolas de mis piernas y comencé a disparar. Al cabo de unos segundos que parecían haber sido eternos, Calum y su hermana se posicionaron al lado mío disparando uno por uno a cada infectado.

Uno, dos, tres, diez, todos, yacían en el piso. Cada uno de ellos emanaba un olor repugnante. Los tres tuvimos que llevar nuestras manos a nuestras narices para tratar de dispersar el hedor. Una graciosa mueca de disgusto se encontraba en los rostros de los hermanos por lo que eché una carcajada.

-Sigamos. —Aconsejé. Ambos rieron conmigo y seguimos hacia el siguiente destino.

Caminamos cerca de dos horas hasta llegar a la ciudad. Mis hombros estaban cansados de cargar la pesada manguera de plástico por todo el camino, sin mencionar la pesada mochila que cargaba con municiones y demás en mi espalda.

El clima se encontraba relativamente fresco. El sol irradiaba un sofocante calor que era disminuido por el casi helado viento que soplaba por la carretera. Un suspiro de ligero cansancio abandonó mis labios, provocando un ruido un poco mas fuerte de lo que esperaba, llamando la atención del guapo moreno que se encontraba caminando a mi izquierda.

-Ven, te ayudo. —Dijo intentando agarrar el pesado plástico en mis manos. Por un momento casi inexistente, nuestras pieles se rozaron, provocando una ligera sensación de electricidad que recorrió todo mi brazo hasta llegar a mi estomago, haciéndome esbozar una sonrisa.

-No, no, puedo cargarlo. Ayúdame con la mochila, ¿sí?

-Claro.

The Last of Us- c.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora