7 - Ahora o nunca

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 Leila

―Espero y hagas un muy buen trabajo, no tengo quejas de tí en ese aspecto― susurro en mi oído y comenzó a besar mi cuello mordiendo a su vez

―Emm Enzo― lo llame y suspiro pesado para luego mirarme

―¿Qué pasa?― pregunto y baje la mirada

―¿Por qué?― pregunté entrecortada y frunció el ceño

―¿Por qué, que?― pregunto

―¿Por qué te comportas así? ¿Qué pasó contigo?― dije bajito y me miró fijo para luego negar y jadeé cuando golpeó mi mejilla a puño cerrado

―Cierra la boca amor, ahora arrodíllate― grito y solloce

―No Enzo, por favor― suplique y jalo mi pelo haciendo que me arrodillara justo enfrente de su parte intima ―Basta, por favor― suplique y río

―A ver...preciosa, te dejé elegir entre dos opciones, besar mis zapatos o sexo y....elegiste sexo, por lo que ya no puedes cambiar de opinión― dijo burlón y guío mis manos hacia su cinturón, entonces con mucha pena lo comencé a sacar y con miedo bajé sus pantalones junto a sus boxers ―Eso es, buena chica― dijo y apreté mis ojos acercando mi boca a su glande, otras veces lo había hecho con gusto, pero está ocasión solo me generaba asco

―Espera― intenté hablar cuánto comenzó a mover mi cabeza bruscamente en su musculatura ―Enz...― intenté gritar y arañe sus piernas intentando que fuera menos brusco, pero no funciono ―Enzo espera― dije agitada cuando me tiró en la cama y comenzó a arrancar mis prendas de vestir ―Hey por favor espera― grite asustada y de pronto comenzó a penetrarme tan fuertemente que creí que me partiría en dos ―Basta, por favor para― grite intentando salir de su agarre, pero solo me lastimaba

―Eres perfecta en la cama― susurro besando mis labios cuando llegó al orgasmo y solloce

―Déjame ir― dije desesperada y solo comenzó a reír a carcajadas

―Ay amor, eso nunca― dijo señalándome con su dedo índice y di un puñetazo en su pecho haciéndolo rodar los ojos ―Estúpida ingenua― dijo y se levantó tirándome del pelo por lo que yo solté un grito ahogado cuando me tiró en el piso, estaba muy frio ―Como la perra que eres, vas a dormir en el piso― dijo y pateó mi costado antes de meterse al baño

―No aguanto...más―dije cuando encendió la ducha e intenté levantarme, pero todo me dolía.

¿Verdaderamente era una estúpida como él decía?

***

El reloj marco las 3:00 AM y yo seguía en el mismo lugar temblando bruscamente, solamente escuchaba el estruendoso ruido de música y muchas voces de chicas y chicos ebrios. Comenzaba a creer que estaba teniendo inicios de una hipotermia, esta habitación y todo el exterior estaba helado.

―Tengo que irme― susurre entrecortada, esta era mi oportunidad de huir, así que hice todo el esfuerzo que pude para ponerme de rodillas ―Vamos Lei― me alenté y levante mi mano que accidentalmente chocó con un objeto...¿metálico?, Ay por dios era ahora o nunca.

Con manos temblorosas intenté marcar el número de Polo y el teléfono cayo de mis manos haciéndome gruñir, pero lo tomé de nuevo y está vez controlando mi cuerpo pude marcar el número

―¿Hola?― contesto un Polo confundido ―¿Hola?―insistió

―Polito― dije como pude ―Ayúdame― hipe y jadeo

―¿Qué pasa?― pregunto preocupado y comencé a sollozar

―Enzo me tiene secuestrada, por favor ayúdame― contesté desesperada

―¿Sabes dónde estás?― pregunto y negué sabiendo que no me veia

―No― él suspiro

―Espera, no cuelgues que rastreare el número― después de unos minutos hablo ―No es muy lejos, llegó en unos minutos

―Procura entrar por la ventana trasera de la última habitación― dije y colgó, como pude me levanté y me puse algo de ropa.

Me puse a espiar por la ventana esperando la llegada de Polo, sinceramente me comenzaba a rendir, la fiesta parecía estar llegando a su fin y mi infierno regresaría pronto, que tampoco es como si estuviera lejos de él.

―¿Polito?― hablé cuando ví a un chico acercarse sospechosamente y me hizo una seña típica de él que me hizo recuperar mis esperanzas

―¿Cómo te bajo? Acá no hay nada de apoyo― habló desesperado

―No lo sé, por favor ayúdame― contesté y dejé de respirar cuando escuché la voz de Enzo en la habitación de al lado para comenzar a temblar

―Salta al balcón de abajo― grito y mire la altura negando ―Lei hacelo por favor, sé que le tienes miedo a las alturas pero― no termino de hablar ya que me había trepado en mi balcón resbalando poco a poco al de abajo ―Eso es nena, ahora vuelve a hacer eso― dijo de nuevo y con un poco de más valor y mucho dolor en mi cuerpo repetí la misma acción hasta que llegue al primero y de ahí me tomo en brazos Polo

―Ay por dios― temblé al hablar y comencé a sollozar―Llévame lejos por favor, quiero irme.

***

-―¿Desde cuándo estabas ahí? ¿Qué te hizo ese hijo de puta?― hablo molesto y trate de relajarme un poco para poder hablar

Habiamos llegado a su auto.

―El día de la fiesta― dije y suspiro

―Te pegó― confirmo y baje la mirada desviando mi mirada ―¿Te hizo algo más?― pregunto y solloce tomando mi estómago el cual dolía demasiado ―Oli está en casa esperando, si se entera va a hacer un caos y lo sabes― yo asentí ―Perdon― el resto del camino permaneció en un cómodo silencio ―Estás temblando― confirmó preocupado y lo mire

―Gracias por todo― dije y asintió entrando al estacionamiento de su edificio ―Puedo sola― hable abriendo la puerta de mi lado y mis pasos me hicieron caer

―Leila, por dios― llegó corriendo a mi lado y miró mi entrepierna con gotas de sangre ―Ese imbécil te violó― dijo y solloce asintiendo ―Tranquila, vamos― habló tomándome en brazos y nos llevó hacia el elevador

―Perdón― le contesté dolida y negó suspirando

―No tienes por qué― beso mi frente y una vez en su piso nos llevó hacia su puerta en la cual ya estaba Oli con cara de horror y enojo

―¿Qué mierda te hizo?― grito molesta y Polo le dió una mirada molesta ―Perdoname, la tina está lista date una ducha corazón― me dijo un poco más tranquila y Polo me llevó hacia ahí

―¿Puedes?― pregunto y asentí regalandole una sonrisa ―Si necesitas ayuda grita― asentí quedándome estática en el lugar en el cual me había dejado, estaba molesta conmigo misma en todos los aspectos y estaba...¿triste? Por dejar a Enzo sin decir nada

Enzo

―¿Leila?― grite molesto abriendo la última puerta de las habitaciones y gruñí golpeando fuertemente la pared ―Puta infeliz― grite molesto y tomé mi cabeza entre mis manos tratando de relajarme, esa perra me las pagaría ya la encontraré, no sabía con quién se había metido

―Hey amigo, deja a esa puta y consíguete otra― dijo un tipo ebrio y rodé los ojos sacando mi arma de mi bolsillo trasero

―Eres un imbecil― contesté molesto y dispare el arma dando justo en su entrecejo ―Estúpido― le di unos cuantos disparos más antes de alejarme de ahi. Tenía mucho trabajo que hacer y no necesitaba distracciones.

Ya mandaré a alguien que limpie el desastre de sangre que deje en mi casa.

Amor EnfermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora