Un café, por favor (+18)

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Leila observaba el reloj de la cafeteria con cierto interés, con frecuencia golpeaba el mármol de la mesa con su bolígrafo y tarareaba alguna canción esporádicamente, la lluvia que golpeaba la ciudad de Boston parecía ponerla melancólica.

— ¡LEILA!

— ¿QUE? — la chica se giró para mirar molesta a Greyson su mejor amigo y compañero de trabajo.

— Estás muy distraida, no debiste aceptar salir con el idiota de Mason.

La joven soltó una carcajada.

— ¿Celoso? — la castaña soltó una carcajada acomodando algunos utensilios, por suerte la cafeteria se encontraba tranquila con pocos clientes — sólo iremos a bailar.

— Ese tipo sólo quiere llevarte a la cama.

Greyson bufó molesto rodando los ojos al ver la sonrisa pícara de su amiga.

— Hablo enserio, es un mujeriego, Leila te mereces algo mejor.

La chica asintío mientras observaba el reloj de la pared, diez minutos quedaban para terminar su turno.

— Mientras llega ese algo mejor, yo me iré a divertir, así que Greyson no te preocupes, nadie me romperá el corazón.

Chris merodeaba por el centro de Boston, agradecía que su atuendo era discreto y la gorra ocultaba su rostro, se dejó llevar por la música que sonaba en los diferentes bares y restaurantes del centro, hasta que uno llamó su atención.

Mientras tanto Leila salió indignada de su fracasada cita, Greyson había tenido razón, Mason era un completo idiota, de lo acelerada que salió un mareo la atacó ya que el alcohol que anteriormente había tomado se le subió en un instante.

— Debiste quedarte en tu casa Leila — se recriminó a si misma, para rematar su mala suerte la lluvia cayó de nuevo con fuerza haciendo que se refugiara en el primer bar que encontró, mojada, irritada y molesta llegó hasta una de las barras, tomó asiento ignorando las miradas lascivas de varios comensales, pidió una bebida dulce y concentrada en su móvil comenzó a buscar un automóvil que pudiera llevarla a casa.

Chris la observaba de una manera curiosa, desde que la vió azotar su bolso contra la barra lo atrajó como algo hinoptizante y bello, la chica era bella, tez blanca, cabello castaño, caderas anchas y una cintura de muerte, que decir de un rostro angelical que podía hacerlo caer a sus pies, calculaba unos veintitantos, bebió dos tarros de cerveza más sin dejar de verla en ocasiones, el escote que tenía hacía su boca salivar, tenía tiempo que no recurría al sexo casual, hasta le había llegado a aparecer aburrido, pero aquella chica lo había despertado.

Leila frunció el ceño al ver al culpable de que por un buen rato había sentido un bochorno, dedujo que una mirada la tenía en la mira en un largo rato, el alcohol se había apoderado de su cuerpo asi como el calor al ver claramente a su admirador secreto o acosador.

El mismísimo Chris Evans, actor que conocía y había alabado su belleza en ocasiones, un escalofrío recorrió su ser al chocar sus miradas, el actor levantó el tarro en modo de brindis mientras que ella alzó su copa, de extremo a extremo brindaron por aquella noche, su celular sonó acaparandola por completo, contestaba los mensajes de sus amigos quienes pedían detalles de su cita desastrosa, se rió al leer un chiste de Greyson hasta que fue interrumpida por el bartender.

— Esto es para usted señorita.

Leila agradeció en silencio sin preguntar quien lo había mandado, dedujo quién había sido, poco a poco se relajó por completo olvidando su cita desastrosa, observó curiosa a los comensales, parejas de amantes besándose sin tapujos, grupos de amigos celebrando eufóricos, mujeres buscando quien pagara sus cuentas y luego estaba Evans tratando de pasar por desapercibido; mordió su labio al observarlo con detenimiento, tenía ya sus años podía verlo en las ojeras en sus párpados, su cabello corto, su barba finamente recortada y su sonrisa que la desarmaba por completo.

Boston Boy || One Shots Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora