Hamada Asahi estaba en su peor momento con la matemática, la odiaba tanto que simplemente ver un número le causaba náuseas y solo deseaba mandar a la chucha todo.
Yoon Jaehyuk era uno de los mejores en esa materia, tanto así que lo conocían por su g...
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El día comenzaba como cualquier otro, el radiante sol mostraba sus rayos iluminando las calles de Seúl, era primavera y las flores recién nacidas resaltaban por los calmados barrios de la ciudad dándole un toque de frescura. Era temporada de regreso a clases, así que cada mañana, a excepción de los fines de semana, por supuesto, se veía estudiantes corriendo y algunos caminando, rumbo a cumplir con sus respectivas obligaciones llenos de alegría, o al menos eso pensaban los adultos.
Lo cierto era que nadie en la bendita época de regreso a clases, con 20 deberes para el día siguiente, 10 exámenes y solo 5 horas de sueño, podía encontrarse lleno de alegría.
Ningún ser en el planeta podría estar alegre con tanta presión y Hamada Asahi era lo menos alejado de lo que significaba alegría.
- ¿Estudiaste esta vez? -Pregunto su amigo, el otro japones de aún más baja estatura que él, Mashiho, quien se encontraba sacando los cuadernos y libros que iba a necesitar de su casillero, raramente ubicado justo al lado de el de Asahi-.
- Resolví 40 ejercicios -Asahi cerro su casillero bufando con demasiados pocos ánimos- Si eso significa estudiar, pues no, porque ni logre sacar un solo resultado.
- Ya fue, vamos a reprobar -Lloriqueo Mashiho cerrando el cierre de su mochila-.
- Me suena a manada -Asahi se cargó la mochila en un solo hombro- Por lo menos tú tienes una mínima idea, puedes defenderte en el reforzamiento y además el profesor no te rompe las bolas en cada clase, que te creas streamer profesional jugando todas las tardes sin hacer las prácticas es otro problema.
- Premio o castigo?.
- Mashiho, mi amigo, alias el adicto al Genshin
Cuando el bajito estaba por reclamarle siguiéndole el juego, la campana sonó y ambos amigos con unas inmensas ganas de pegarse un tiro en la cabeza fueron hacia su salón. Asahi pensó que al menos el colegio no era tan malo cuando tenías a ese compañero que siempre estaba para ti apoyándote, al menos cuando tenías a Mashiho.
; 📚 ;
- Que?! Pero si yo lleve la variable al otro lad... -Se calló al darse cuenta que, efectivamente, no lo había hecho-.
- Joven Hamada, si usted sigue con notas como estas no tendré más opción que reprobarlo -El profesor estaba cansado de explicar una y otra vez los errores que cometía Asahi, sin embargo este nunca lograba aprender-.
- Será la ultima vez, prometo ver videos en Youtube y esta vez practicar con 80 ejercicios si es necesario -El japones por poco se arrodilla frente al escritorio de su profesor- Lo prometo, será la ultima nota baja que verá.
Asahi solo quería que la tierra lo tragase ahora mismo. Pensó en añadir otra nota mental; si te entregan tu examen ya calificado y después de darte cuenta que eras el único en tener un 10 sobre 100 o en palabras sencillas, el único en haber reprobado, no vayas a consultar con el profesor (que claramente te odia) a la hora de salida.
- Yo no puedo hacer nada por usted, usted es el que decide por su propio futuro y al paso en el que va, no espere mucho.
Y ahí iba de nuevo, la cantaleta sobre el futuro y lo que iba a ser de este, Asahi trago saliva reteniendo las ganas de llorar, no le gustaba para nada que le recordaran lo trágica que iba a ser su vida únicamente por no haber sacado un 100 a pesar de lo mucho que lo habia intentado, no le gustaba sentirse tan inútil al ver como sus compañeros lograban un 100, no le gustaba que todos estuvieran decepcionados de él por no sacarse un 100, no le gustaban los 100, no le gustaban los números, no le gustaba matemática.
- Enserio lo siento mucho, prometo mejorar.
Fue lo único que alcanzo a decir antes de arrebatar su hoja de examen de las manos de su profesor para hacer una reverencia y marcharse del aula ya vacía. El profesor lo vio irse mientras negaba con la cabeza, realmente parecía que era un caso perdido.
Parecía, porque Asahi no se percató del chico que estaba escuchando la conversación detras de la puerta, el japones había salido lo más rapido posible soltando lágrimas, siendo imposible creer que no estaba llorando, se las limpio rápidamente aun sosteniendo su examen apresurando su paso y aquel chico solo lo pudo mirar preocupado, no lo conocía, pero pudo sentir el deseo que tenía de irse a casa para poder llorar tranquilamente, sabia como se sentia y eso despertó un extraño deseo de querer ayudarlo.
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