Capitulo XIII | "La verdad"

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POV Daryah

Me encontraba en una habitación muy elegante con estilo medieval, ahí se encontraba una pequeña cuna en medio de la habitación, me acerque a esta y aprecie a una pequeña con las más finas ropas, era muy bonita y tierna, cuando sentí que alguien había entrado en la habitación pensé que me verían o me dirían algo pero, parecía que no se daban cuenta de mi presencia.

-Mi pequeña hija- dijo una señora bastante hermosa, sus ropas eran oscuras, pareciera que tenía las mismas estrellas en estas - Serás tan feliz, sé que Polly cuidara de ti, y Aslan prometió que te cuidaría en el mundo de los hombres- menciono mientras tomaba a la bebé en brazos, mientras entraba un señor alto, castaño y con una hermosa armadura.

-Es hora Amaris- anuncio este, y sinceramente no lo podía creer, ¿aquella mujer era mi madre? - Tenemos que llegar al bosque antes que empieza la guerra sino Daryah no podrá salir y sabes que eso sería el fin de Narnia- Este decía en súplicas, mi madre empezaba a sollozar.

-Lo sé Kain, pero no quiero separarme de ella- dijo sollozando

-Ni yo tampoco, pero ella tendrá su momento de salvar a Narnia, en estos momentos es el nuestro- recitaba mi padre, mientras abrazaba a mi madre y sus brazos rodearon tanto a ella como a la bebé, que suponía era yo.

Sin decir nada tomaron una bolsa de la época y salieron de la habitación. Me quedé ahí helada, acaba de ver a mis padres antes de que me entregarán a mi tía, y de pronto el rugido de un león resonó por toda la habitación, mi campo de visión se volvió negro, hasta que de pronto, estaba en un campo de guerra, pero este era diferente al de mis sueños en la casa del profesor, solo que esta vez nadie me veía, nadie sentía mi presencia, solo era una espectadora de la masacre de narnianos, sentía su dolor, su angustia y sus heridas, todo acumulado, me sentía a morir.

Ni siquiera noté el momento en que empecé a sollozar, no aguantaba más, su dolor, se sentía como una punzada en el corazón. Y solo escuche un grito aturdidor, tan agudo, parecía que el verdadero dolor se reflejaba en este. No vi nada más, caí al suelo...

Y solo desperté, mi respiración era entre cortada, sudaba en seco, vi a mi alrededor, seguía en el campamento, si mi ubicación y conocimientos respecto a las horas en el campo, en una hora aparecería el alba, pero ya no tenía sueño, quería despejar mi mente, como era posible que podía sentir lo que sintieron aquellos narnianos en la guerra, y como es que pude ver a mis padres días o horas de que murieran.

Me di cuenta de que seguí con la misma ropa, desde hace tres días, decidí buscar en el baúl, en donde Aledis, me había indicado que había ropa, busqué algo sencillo y lindo, pero flexible, para explorar un rato el campamento.

Encontré un hermoso vestido con dos tonalidades de azul, en la parte superior el escote era cerrado, la falda era cómoda y muy movible, me quedé con mis zapatos.

Salí silenciosamente de la carpa, Fox estaba durmiendo plácidamente en el sillón para una persona, cuando salí mi mirada recorrió de izquierda a derecha y presencié el campamento a la luz de la luna que estaba a una hora de esconderse en las montañas para que el radiante sol salga a alumbrarnos, tenía que decidir para donde ir, a la izquierda estaba la carpa de Aslan, al igual que la entrada del campamento, y hacia la derecha no había ido.

Con un poco de valentía que recorrió mi ser, me dirigí a mi derecha, era un pasillo de carpas, pero en un momento entre en un campo de entrenamiento, donde encontré una fila de dianas, hace un tiempo que no tiraba al arco, lo pensé un momento y decidí intentarlo ya que no podría volver a conciliar el sueño así que tomé un arco y el carcaj que se encontraba ahí, sobre puesto en una mesa.

La hija del mar y la Luna [Cronicas de Narnia | Peter Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora