Suena la alarma, una vez mas mis oídos desearían independizarse de mi cuerpo con tal de no volver a escucharla, saben lo que significa. Mi cuerpo se adapto a la misma rutina, se mueve solo, la movilización de mi cuerpo y mi conciencia se separaron en esquinas diferentes, actúan en diferentes situaciones. Aun que por un lado mi conciencia no aparenta tener voluntad propia como para ejercer alguna accion.
Mis pies dirigen mi cuerpo hacia la puerta, mi mano izquierda sostiene el mismo maletin de cada semana, para el mismo proposito y con el mismo contenido. Bajo al vehiculo que me designaron, siempre en diferentes locaciones. Llaves puestas, exterior e interior impecable, tanque lleno y con un solo destino marcado en la pantalla.
Cumpliendo cada horario, ruta y movimiento planificado con anticipacion por mi mismo, cada trabajo de forma diferente, pero sin fallar un solo movimiento. Ni un paso o suspiro de mas, todo esta calculado.
Hombre de familia, 48 años, profesor de secundario, 175 cm de altura, 85 kg, fatigado siempre al mismo horario del dia, forzado a integrarse a la oscuridad de la ciudad por conocimientos requeridos, contratado por las mismas personas que pagan a mi gente para encargarse de personas descartables como el, no hay nada personal, solo la cadena alimenticia funcionando.
00:23hs. Sale de su cafeteria favorita, con las mismas intenciones de siempre: Llegar a su casa a besar la frente de su hijo. Lo espero en el medio de su trayecto, una zona inadvertida, a 30 metros de pasar frente a mi en su auto, lanzo una banda de clavos, se estrella contra un arbol a un lado de la carretera como fue planeado, rajo la rueda afectada aun mas, me acerco al hombre inconciente y a su parabrisas destrozado, sustraigo una pieza de cristal para insertarla en el cuello del hombre golpeado, da su ultimo suspiro y fallece en el acto. Todo parece un accidente. Borro mis huellas cercanas y desaparezco de la escena, a 1500 metros hago la llamada de notificacion, destrozo el telefono y me dirigo a mi departamento.
Llego, preparo mi whisky, extraigo el interruptor del maletin con un puro en los labios. Decenas de sicarios como yo que desaparecen luego de sus trabajos 50 trabajos realizados. Este es mi numero 50. Escucho a otros 10 como yo rodear las salidas, mientras enciendo mi habano y trago mi whisky. Entran todos al mismo tiempo por ventanas y puertas, siento el calor de los laser de 10 M4 sobre mi frente, y por fin, río.
Presiono el interruptor. Adios.