Día 29 - Híbridos

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"Kitsune & Okami"


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La leyenda de los híbridos dentro de la historia del mundo es bastante cambiante.

Algunos dicen que son humanos que pueden cambiar su forma, otros que son animales que pueden adoptar la forma de humanos y otras personas dicen que son espíritus que pueden adoptar su forma humana o su forma animal cuando a estos les apetezca para proteger diferentes.

Esta última es la más famosa entre las personas de aquel pueblo, ya que siempre pueden ver ciertos animales protegiendo tanto el bosque como el poblado durante la noche o el día.

El primero era el precioso Kitsune, un zorro de pelaje blanco que alejaba a las personas de las cercanías de Karmaland para evitar asedios o personas que no son bienvenidas, además de que muchas personas que se han perdido en el bosque, han dicho que aquel zorro los ayuda a salir de este sin problemas.

Por otro lado, se encontraba el Okami, un lobo de pelaje negro que cuidaba el pueblo durante la noche y a cambio los pobladores le dejaban comida y agua por su ayuda.

Ambos no fallaban en ayudar cada vez que era necesario.

Pero lo que nadie sabía era que aquellos espíritus tenían un pacto en el que cada vez que se veían en su forma animal, jugueteaban un poco por el prado, persiguiéndose entre sí y jugando ambos con la naturaleza del pueblo de Karmaland.

Era un pacto sin palabras, pero siempre lo cumplían puesto que, a ambos, tanto al zorro como al lobo, les hacía ilusión tener un momento de relajo antes de volver con sus actividades.

Cada tarde, una hora antes de que anochezca, el pequeño kitsune esperaba impaciente en el claro del bosque mientras movía su colita expectante a que su compañero de juegos llegara junto a él, y en cuanto se veían, el Okami doblaba sus patas delanteras mientras elevaba las traseras y movía su cola, en posición directa para salir corriendo a jugar con el pequeño zorro.

Uno de esos días, el pequeño kitsune esperó con emoción a su amigo, seguía moviendo su colita sin parar, expectante a la llegada del Okami.

Pero este jamás llegó esa tarde.

El pequeño zorro estaba un tanto triste, pero conociendo lo dedicado al trabajo que era el Lobo supuso que este había tenido un problema con respecto a eso mismo y lo dejó pasar.

Pero a medida pasaban los días y el lobo no llegaba el pequeño zorro comenzó a preocuparse por su amigo.

Corrió al pueblo en su pequeña forma de zorro blanco y antes de hacer acto de presencia frente a otras personas se transformó en su forma humana.

Un chico de tez blanca, cabello platinado y ojos color verde, un tanto delgado, pero de todas formas se veía saludable, y su traje un tanto pasado de moda y desgastado le hacían pasar un tanto desapercibido entre los pueblerinos.

Se dispuso a caminar entre las personas que se dirigían hasta sus casas o algunas que se juntaban a beber algo luego de una jornada laboral.

El kitsune, ahora transformado en humano se encontraba observando todo el pueblo con ojos emocionados.

Hacía mucho tiempo que no se acercaba al lugar, y aquella tarde se veía muy bonito con el sol escondiéndose en la frontera.

Todas las personas hacían su vida, despreocupadas y ocupadas con todo lo que había para hacer en el reino.

Rubegetta Month by BeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora