Las vueltas de la vida

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Voy camino a un pueblito en las montañas 🏔 llamado "alta vista" a cuidar a mi tía Isabel una señora de 60 años que por su edad y muchas complicaciones de salud se cayó por las escaleras de su casa quedando muy golpeada. Mi madre Ana Isabel (su única hermana) me ha enviado a cuidarla por lo menos hasta que pueda valerse por ella misma.

Tía Isabel nunca se caso, no tiene hijos que la ayuden, situación que recae sobre mí porque soy la única de sus sobrinos que no tiene compromisos actualmente, ya que estoy divorciada desde hace 6 meses y eso que a penas tengo 25 años, vergonzoso ¿cierto? Pero fue la mejor decisión que he tomado en mi vida después de resistir maltratos físicos y verbales por 5 años de mi ex esposo Juan Marcos y su madre Laura la cual resultó peor que su hijo. Pero esa es otra historia que les contaré más adelante, por ahora centrémonos en el camino que me guía a donde la persona más católica del mundo, mi tía.

Acabo de llegar al pueblo y debo decir que está muy lindo, fue hace 5 años mi última vez en venir, justo antes de la boda con la cual Isabel no estaba a favor, siempre lo dijo: que él tenga dinero no lo hace la mejor pareja. Vaya razón que tenía.

Desde el parque donde me dejo el autobús 🚌(guagua) camino lento con todos los bultos que me traje hasta la casa de Isabel que no queda muy lejos. La casa es de dos niveles y está lejos de las demás porque tiene un amplio terreno lleno de árboles y flores que completan un hermoso jardín y una gran piscina en la parte trasera, por la que mis hermanos y yo veníamos todas las vacaciones cuando éramos niños, también por la comida que preparaba mi tía que sin dudas era mucho mejor que la de mi madre.

Ya frente a la fuerza decido tocar aunque con el pensamiento de que si nadie me abre voy a entrar de todos modos. Después de dos toque a la caoba de la puerta que me hicieron doler los nudillos de los dedos, la puerta 🚪 se abrió y frente a mi ataviado con un delantal rosado, una toalla de cocina en el hombro y un cucharón en una mano estaba el hombre más hermoso que mis ojos habían visto en toda la vida.

1- era alto
2- cabello oscuro
3- ojos azul marino (los más azules que he conocido) con una mirada de esas que te despiertan hasta la última célula dormida que tiene tu cuerpo
4- un perfumen que ni siquiera el olor a huevo frito 🍳 que traía en él salten se lo disminuía.

Y por si no era suficiente un acento extranjero que me enloqueció con solo decirme: hola ¿en qué puedo ayudarte?

Por todo los ejércitos de la tierra a mi me puedes ayudar en todo empezando por apagar este deseo de comerte que has despertado. Pero como mujer educada solo dije: hola soy Diana y vengo a cuidar a mi tía Isabel.

El me sonrió para terminar con las pocas neuronas que aún tenían control de las acciones de mi cuerpo: pasa doña Isabel está en su cuarto. Entre después de respirar por primera vez después de ver su rostro y casi me caigo con tantas maletas.

- Perdón aún no me he presentado- me dijo con ese acento que deleitaba mis oídos 👂- yo soy David y me hospedo aquí mientras esté en el pueblo.

¡Ohhhhh! Eso quiere decir que este pedazo de cielo encarnado y yo vamos a vivir bajo el mismo techo. Mi cuerpo no sabía que hacer y mi mente menos que decir. Por la cara que puse que debió ser rara por lo qué David preguntó : ¿hay algún problema con mi presencia en la casa?

-ohh no, claro que no. Si mi tía te hospeda es porque confía en ti así que por mi no hay ningún inconveniente.
- me alegro mucho. Imagino que vienes con hambre por el largo viaje- exclamo mientras volvía a la cocina la cual podía ver desde la sala.
- mentiría sería si dijera que no- dije aunque lo que realmente me despertó él hambre fue él.
- bueno, hice unos huevos con arroz espero que te agrade es lo único qué hay en la casa por el momento. La señora Isabel y yo íbamos a ir de compras pero como te imaginarás el accidente cambio el rumbo de las cosas.
- me imagino pero tranquilo yo no soy complicada al comer.
- que bien- me respondió con una sonrisa. Madre mía este hombre me va a matar si continúa sonriéndome por todo.
- ¡¡¡mi niña ya estás aquí!!! Que alegría siento.- escucho decir a mi tía y volteo a verla venir hacia mí con una silla de rueda y yeso en ambas piernas y un brazo.
- mi tía favorita ¿cómo se siente? - le preguntó dándole un beso en la mejilla y un abrazo con mucho cuidado.
- ¿¿favorita?? Pero si soy la única que tienes - nos reímos a carcajada 🤣- como puedes ver estoy bien golpeada después de pelear con la escalera.
- es que tía ¿acaso la abuela no le enseño a no pelear con más grandes que usted? - todos reímos incluido David que estaba sirviendo la comida.

De pronto Isabel me pregunta - ¿ya conociste al padre David?

Y justo ahí fue que mire a David y note el cuellito blanco en su camisa azul que traía debajo del delantal y mi mundo me dio vueltas sin parar cayéndome el 20 de la triste realidad.

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Amor imposible (el sacerdote y yo) Where stories live. Discover now