Drew: ¿Tienes planes para esta tarde?Mmm, bueno. Llegaba el momento de decirle: "Sí, ir a un partido de tu queridísimo hermano que tanto aprecias y que adoras con todo tu corazón. ¿Qué? ¿Que cómo conseguí entradas? Ah, porque tu madre casi me pilló en el pasillo de tu casa y cuando pensaste que ya estaba de camino a la mía en realidad estaba en el cuarto de tu hermano".
Jo-der. ¿Era tan terrible como sonaba?
Mi padre me recogió a eso de las siete para llegar al partido "con tiempo". En el lenguaje de mi padre, eso significaba ir al bar más próximo del estadio y tomarse unas cuantas cervezas de mientras.
—¿Qué tal el trabajo? —Me deshice con el silencio.
—Como siempre, hasta arriba —Dijo mientras se terminó la cerveza de trago y se pidió otra.
—¿Hay algún super caso? —Pregunté intrigada.
—De momento no. Ya sabes, peleas entre chavales, denuncias de robo... nada alarmante —Sus ojeras no parecían colaborar con su versión.
—¿Y..?
—¿Y qué?
—¿Por qué trabajas tantos turnos?
—Porque hay dos bajas y ya no vivo con tu madre, lo que quiere decir que ya no tenemos tanto dinero como antes, y un dinero extra no nos viene nada mal.
Me dio tanta pena que se matase a trabajar para poder llegar a fin de mes... mi madre no era una ricachona, ni mucho menos. Pero mi abuelo tenía mucho dinero, y como mi madre era hija única, pues toda la herencia fue para ella. Casas, coches... todo.
Me habían aumentado tanto el sueldo como las horas de trabajo en la cafetería, y después de esta charla con mi padre, sentí la necesidad de no derrochar tanto dinero en libros o en ropa e intentar ahorrar.
Terminó su cerveza y se juntó con un par de conocidos mientras íbamos hacia el estadio. Había mucha afición, lo cual me sorprendió. Los deportes nunca han sido lo mío, pero el hockey sobre hielo... es que no sabía ni por donde me daba el aire.
Me encantaba porque las pocas veces que he ido a partidos no tienes ese agobio de temperatura ya que la pista es de hielo. También me encanta ver cómo se deslizan con tanta facilidad por la pista. Pero odio ver cómo se pelean. Sé que lo hacen a menudo, y la mayoría de veces sueltan gruñidos de macho alfa al estampar al otro con la pared, y así sucesivamente.
Según mi padre teníamos unos de los mejores asientos de todo el estadio. Yo asentía a todo. Estábamos sentados al lado de la puerta de los vestuarios, y justo cuando fui a sacar el móvil, una oleada de jugadores enormes casi me llevaron por delante.
—¿Qué número es Hunter?
—El 9 —Dijo mi padre incluso molesto. —Vaya acompañante que he traído...
—¡Oye! Ya sabes que el hockey no es mi especialidad.
—Ni el hockey ni ningún deporte, pero en el fondo aprecio tu compañía —Acabó diciendo con una sonrisa.
El partido empezó, pero yo estaba evadida totalmente al no saber qué escribirle a Drew. No tenía por qué tomárselo mal, ¿No? Solo era un partido.
Drew: Lo siento por lo del cine. Vaya idea más tonta he tenido.
Maddie: Lo siento yo por ese arrebato tan repentino. Te parecerá increíble, pero estoy viendo a tu hermano jugar con mi padre.
Drew: Escribiendo...
En línea.
Escribiendo...
En línea.
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ARDENT © [#1]
JugendliteraturSeis años después, Maddie regresa a la ciudad en la que creció, lo que significa que ciertas personas de su pasado, como el frío de su padre o su antiguo mejor amigo, volverán a formar parte de su vida. Con lo que ella no contaba era con los dos sex...