capitulo 2

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Y hoy me encuentro aquí preguntándome si vale la pena pedirle una explicación o seguir con mi vida, porque claro yo hice mi vida, tengo a Pablo y mi pequeño Pablito. Aunque no pude llegar a amar a mi esposo igual que a Ernesto, no con la misma intensidad, pero si lo amo, de alguna forma lo amo; me trata como una princesa y además me dio lo mejor del mundo, un hijo y aunque no lleva mi sangre lo quiero como si fuera mío y él me quiere a mí.

Conocí a Pablo cuando inicié mis prácticas, era el hijo del dueño, pero eso no lo hacía sentirse más que los trabajadores, el también empezó desde abajo, según su padre tenía que aprender que la vida no era fácil y que si no se esforzaba no conseguiría nada.

Era un gran chico, después de un tiempo nos hicimos amigos a los pocos meses de mi llegada
se incorporó Bertha y pronto los tres nos convertimos en amigos, Bertha era la secretaria del jefe del departamento de nuestra área.
Pablo se enamoró de Bertha al igual que ella de Pablo al poco tiempo fueron novios y luego se
casaron, tuvieron un hijo, el parto fue complicado en donde Bertha perdió la vida, fue muy dolorosa esa etapa, Pablo entro en depresión y yo como amiga tuve que estar para él y su hijo, cinco años después, cuando su hijo fue víctima de bullying por no tener mamá, decidimos intentarlo, quizá esto me deja como una mala amiga, pero lo hacíamos por el niño.

Todo parecía perfecto, habíamos acoplado nuestras vidas, sí, al principio fue difícil, el recuerdo de Bertha, que fue de Pablo el amor de su vida, yo con el recuerdo de Ernesto quien había sido mi vida.

Los dos pensando en que habíamos traicionado a mi amiga, pero ella siempre estaría con nosotros, su recuerdo siempre estaría presente tanto en nuestra vida como en la de su hijo, no porque yo me casara con Pablo significaba que la estaba sustituyendo, no, claro que no, nunca aria eso y mucho menos Pablo lo permitiría. Lo único que buscábamos era darle un hogar completo a Pablito.

Éramos amigos y nos queríamos, quizá podríamos llegar a enamorarnos. Desde Ernesto no quise saber nada del amor y Pablo no tenía cabeza para esa tontería después de Bertha, según sus propias palabras.

Dos años después de nuestro “matrimonio” pensamos que era el momento de tener una vida
marital si ya éramos un matrimonio ¿que nos detenía? Solo amor, ya habíamos traicionado o
quizá no. Teníamos que vivir el momento, ya iba siendo hora de empezar de nuevo nuestras vidas, Bertha no volvería y Ernesto tenía que quedar en el pasado.

Parecía que ya nos estábamos enamorando o eso imagine, hasta planeábamos tener un hijo.
A penas ayer tocamos ese tema y llegamos a la conclusión que ya era el momento, Pablito ya
estaba creciendo ya comprendería ciertas cosas.
Justo hoy aparece mi viejo amor, a quien creía haber superado, a quien pensé haber dejado de
amar, quien solo vivía en un recuerdo lejano… pero por lo visto no, él llega y remueve el pasado,
dejándome llena de dudas, preguntándome si aún lo amo o solo es el recuerdo, si vale la pena
seguir frente a él o ignorarlo y seguir con mi vida… mi cabeza me grita que continúe mi camino que no tiene sentido detenerme si ya tengo una vida hecha, pero mi corazón, mi corazón siempre llevando la contraria a la razón me pide que le exija una explicación del porque me abandono en el pasado. Maldita sea ¿por qué tuviste que volver a cruzarte en mi camino?

Y aquí estoy sin saber qué hacer, que decir…

Historias inconclusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora