--ahora le toca a su hermana—mi abogado me saca de mis recuerdos; vuelvo al presente, veo
como mi hermana con su falda entallada de color rojo que le llega hasta las rodillas, su camisa
blanca y su bléiser del mismo color de la falda, sus tacones como de once centímetros le da una buena imagen; creo que mi vestido negro con lunares blancos, mis zapatos de apenas 5 cm y mi suéter de abuela, como lo llamo mi hermana antes de entrar a la sala, estarán en mi contra, pero ¿el físico importa para este caso?, no lo creo, hay cosas más importantes y son los valores, cosa que este par no los tiene, si este par, también me está demandando mi “cuñado”, que ridículo por favor. Veamos que tiene por decir mi hermanita…Mi abogado le pregunta porque quiere pelear la custodia de mi hija…
--- querrá decir “mi hija” – le corrige mi hermana, enfatizando la palabra “mi”.
Su hija, si como no -- pienso.
El abogado se corrige y le vuelve a preguntar. – ¿por qué está peleando la custodia de su hija?
--porque es mi hija y tengo todo el derecho sobre ella, lleva mi sangre, yo la traje al mundo soy
su verdadera madre no ella — me señala con su barbilla. Yo solo la observo fijamente a los ojos, ella intenta mantener el contacto visual, pero después de unos escasos segundos baja la mirada. intento no reírme de la situación.Cree que puede intimidarme, pero se equivoca, no sabe de lo que soy capaz por mi hija. – hay
hermanita, tú no me conoces -- me digo yo misma.--¿Por qué hasta ahora y no antes? —vuelve a preguntar el abogado.
--cuando quede embarazada era solo una adolecente y no sabía que era lo correcto, medio
mucho miedo, usted sabe que la vida en un pueblo es complicada no solo en lo económico, la sociedad te destruye con solo palabras, solo cometes un pequeño error y estas en la boca de
todos. Cuando supe de mi embarazo sabía que no sería fácil, no le temía tanto a la sociedad, mi mayor miedo era que mi esposo aquí presente no se hiciera cargo, en aquel momento solo éramos novios, también le temía a que mi padre se avergonzara de mí y me echara de la casa, pero gracias a Dios cuando le di la noticia a mi marido se emocionó tanto que comenzamos a planear la boda — veo como ellos se observan y se sonríen, se ven tan enamorados, si no conociera la verdadera historia hasta yo creería todo lo que está diciendo mi hermana, tengo que aplaudirle es una gran actriz…Mi hermana sigue con su relato, pero yo ya no la escucho, los recuerdos me llevan al pasado, el comienzo de todo esto yo iba a cumplir catorce años cuando mi hermana quedo embarazada, si es verdad, ella era una adolecente, apenas tres años mayor que yo. Pero ella nunca quiso al bebe, si no fuera por su amiga que la traiciono cuando mi hermana le había pedido que guardara el secreto, nadie se daría cuenta. Según su amiga iría con la curandera del pueblo que se encargaba de hacer abortar a las mujeres que no querían traer más hijos a la vida llena de necesidades que teníamos, pero muchas de esas mujeres morían y Amelia, la amiga de mi hermana, tenía miedo que le fuera a pasar eso a ella, así que fue con Lorenzo, mi ahora cuñado.
Se armó un gran problema en casa gracias a eso, Lorenzo fue con mi hermana, le pregunto porque lo quería hacer, porque quería abortar y ella le respondió que no quería ese bebe, que solo sería un estorbo, que estaba harta de cuidar a niños chiquitos que solo saben llorar y ensuciarse, y que no quería esa responsabilidad, ella quería vivir, disfrutar y por esa razón nadie la detendría o evitaría que lo hiciera, Lorenzo le propuso que si tenía al bebe él se casaría con ella, que no la dejaría sola, trato de persuadirla pero no lo logró. Nada ni nadie podía hacer que cambiara de opinión; aunque dicen que todos tenemos un precio, y sí, mi hermana lo tenía.
Mi papá llego de trabajar en ese instante y se encontró con la acalorada discusión.
– ¿Qué pasa?, ¿por qué esos gritos? -- pregunto al entrar.
--Aquí Luz, que está embarazada y quiere abortar.
--¡¿Que?! – mi padre no lo podía creer-- ¿es verdad eso? —se dirigió a mi hermana.
--Sí, estoy embarazada. — sin remordimiento, Luz contestó — pero no te preocupes papá, no te dejare a la vergüenza, este niño no nacerá, nadie se dará cuenta.
-- Estas locas, tu no vas a abortar, y si es necesario te encerrare…
-- ¿Qué?, en la casa, por favor papá, esta casa se está cayendo, las puertas ni siquiera sirven.
-- ¿Qué quieres para que ese niño nazca? – intervino Lorenzo
--Nada, no quiero nada.
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Historias inconclusas
Short Storycinco pequeñas historias contadas en un momento crítico, en donde puede pasar de todo o nada, historias que terminan sin terminar...