•Despertar

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Hoseok suspiró por décima vez en la última hora. Nomi le pellizcó suavemente un muslo y el se enderezó en su sitio. Sus padres y sus suegros conversaban animadamente sobre algo que el matrimonio no se molestó en escuchar. Nomi se inclinó hacia Hoseok.

—Te noto algo ansioso... —le susurró por lo bajo.

—No es nada. Sólo que había olvidado la cena y había hecho otros planes.

Y en parte era cierto. No quería faltar a su cita con el chico dormido. Miró su reloj y movió su pierna, impaciente.

—Yo también quiero irme de aquí. Em, sígueme la corriente. —Hoseok la miró y ella le guiñó un ojo y se aclaró la garganta.

—Siento decirles que nosotros tenemos que irnos ahora —dijo. Todos en la mesa callaron y Hoseok le apretó la mano a su esposa.

—¿A dónde tienen que ir? Estamos cenando —dijo el señor Tanaka, elevando las cejas en un gesto severo.

Ella asintió.

—Lo sé y lo sentimos, padre. Pero tenemos un compromiso con una persona muy importante.

—¿Es sobre la empresa? Si es así puede esperar —replicó el señor Shin y le lanzó una mirada glaciar a su hijo.

—No, es sobre un asunto personal —ella miró a su marido.

—Es un doctor —Hoseok acotó de golpe. Cuatro pares de ojos lo miraban—. Estamos viendo a un doctor en fertilidad y bueno, estará en Seúl sólo unos pocos días y habíamos quedado en cenar en su casa hoy...

Su suegra sonrió y batió las palmas.

—Eso es algo maravilloso, hija. ¿Por qué no nos habían dicho nada antes?

—Bueno, es que no queremos hacernos ilusiones tan pronto —Nomi miró a Hoseok y este la rodeó con sus brazos—. Es un tratamiento que llevará algún tiempo...

El señor Shin se levantó y palmeó los hombros de su hijo.

—Estoy muy contento de que al fin tomaran cartas en el asunto, hijo.

Hoseok intentó sonreírle a su padre pero solo le salió una mueca que bien podría haber sido de dolor.

—Así que nos iremos, no queremos hacer esperar al doctor... —Hoseok le puso el abrigo sobre los hombros a su mujer y se despidió de sus padres y sus suegros.

Ambos salieron riendo del lugar.

—Eso fue genial —dijo él acompañándola a su auto—. No se me hubiera ocurrido decirles eso.

—Teníamos que escaparnos de alguna forma. Ahora vete. Ten una linda noche.

—Gracias. Eres la mejor.

Ambos se saludaron y cada uno partió por su lado. Para cuando Hoseok llegó a la casa de los sueños temía que alguien hubiera ocupado su lugar en la cama de su chico. Para su fortuna, la señora Oh le dijo que el chico estaba disponible pues él ya había pagado la noche.

—Ah, señor Shin —dijo la mujer cuando él estaba yendo hacia la habitación—. Lo que si voy a pedirle es que la próxima vez que vaya a atrasarse, por favor me lo haga saber. Los muchachos toman un sedante que hace efecto inmediato y Hyun... el chico lo tomó antes hoy pensando que usted estaría en el horario de siempre. Por favor, si nota algo raro en el comportamiento del durmiente, le pido que por favor, toque el botón enseguida. Nosotros nos encargaremos.

—¿Qué sería algo raro? —preguntó asustado.

—Movimientos o algún comportamiento irregular por si el efecto de la pastilla desaparece antes de tiempo. No se preocupe. Nunca ha pasado antes, pero nunca está de más saberlo.

La casa de los sueños [2Won]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora