Frustración

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LYSANDRO

Me quedé en la sala de juntas, solo. Me sentía como un idiota. Ni siquiera estaba seguro de lo que iba a decirle. Sólo me quedé ahí. La vi alejarse con Nathaniel y Violeta.

-No sé porque insistes Lysandro, de todas formas, no ocurrirá nada, y a estas alturas, no puedes arreglar nada.

Fui a mi oficina a terminar todas mis labores pendientes. Decidí que seguiría mi día como lo hago siempre, aun sabiendo que ella estaba a unos pasos de distancia.

Pasó el tiempo, y por fin dieron las 3 de la tarde. Tenía que irme a ensayar con Castiel. Preparé mis cosas y salí de inmediato. En la entrada, me encontré con Nathaniel.

- ¿Ya vas a casa Lysandro? – preguntó.

-No, debo ir a ensayar con Castiel. Nos vemos – respondí.

-Espera – dijo de pronto - ¿Todo está bien? Digo, Azalea está aquí.

-Agradezco tu preocupación. Estoy bien.

-Lysandro... -

-Escucha, estoy bien, enserio. Lea volvió. ¿Y qué? No me importa en lo absoluto. Ocurrió hace mucho tiempo. ¿Puedo irme ya? – dije algo molesto.

-Si, disculpa si te molesté. Hasta mañana.

Me fui a toda prisa. En el camino al estudio, sólo podía pensar en lo que dije. "No me importa en lo absoluto". Sentía una presión indescriptible en el corazón. Sabía que no era así. Claro que me importaba. Había vuelto mi primer amor. La persona que decepcioné y perdí. Estaba claro que me importaba.

AZALEA

Mi primer día por fin había terminado. Había sido... extraño, pero también estaba muy feliz. Recogí mis cosas, cerré la sala de restauración, y fui a la salida. Había acordado con Nath y Violeta vernos en la entrada, para ir a comer algo juntos. Alcancé a ver a Nathaniel esperando, así que me apresuré, pero en cuanto estuve más cerca pude ver que no estaba solo. Estaba con Lysandro. Instintivamente, en lugar de salir, me quedé oculta detrás de una columna.

"¿Qué estás haciendo Azalea? Demonios". Me disponía a avanzar, pero entonces Nath le hizo una pregunta a Lysandro.

- ¿Todo está bien? Digo, Azalea está aquí. – lo oí decir. Mis piernas se trabaron, y mis rodillas temblaban. Me quedé ahí parada, esperando la respuesta de Lysandro. Lo que oí después, bueno... dolió más de lo que esperaba.

-Escucha, estoy bien, enserio. Lea volvió. ¿Y qué? No me importa en lo absoluto. Ocurrió hace mucho tiempo. ¿Puedo irme ya?

No había entendido cuánto lo había lastimado, hasta que escuché eso. Por un momento, pensé que podíamos volver a ser amigos, pero... no creo que él me quiera cerca. ¿Qué iba a hacer? No me quedaba más dinero. No podía irme. Ni renunciar. Seguía pensado en eso, y la respuesta de Lysandro, cuando una voz me sacó de mis pensamientos.

- ¿Estás bien Azalea? – me preguntó Violeta.

-Yo... si, si claro. Vamos.

Nath nos vio salir de detrás de la columna, y nos dio una sonrisa. Fuimos a comer a un lugar de crepes que, según Violeta, estaba delicioso. Y sí, lo estaba. Hablamos mucho de lo que habían hecho. Nathaniel estaba trabajando en su tesis de titulación, y el trabajo de guía lo ayudaba a pagarlo. Hacía mucho que se había independizado de su familia, y vivía tranquilo. Su hermana, Amber, había empezado una relación con Castiel. Quedé bastante sorprendida por eso. Castiel no la soportaba en la escuela, y yo a ella tampoco. Nunca nos llevamos bien.

Por parte de Violeta, tuvo que abandonar la escuela un tiempo. Su padre tuvo problemas económicos, y no pudo continuar pagando la matrícula. Retomó la escuela este año.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2022 ⏰

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El músico y la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora