Diecinueve

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Si _______ había creído que las cosas cambiarían después de tener tanta intimidad, estaba equivocada. Si bien Lauren seguía actuando de la misma forma con ella, la notaba demasiado distante en la escuela, cuando antes no se despegaban ni un segundo.

Prácticamente no le dirigía la palabra por estar rodeada por el equipo de baloncesto, la saludaba con una sonrisa y después pasaba de largo. Hizo un esfuerzo sobrehumano para no enloquecer por los celos cada vez que Tony se le acercaba y la pegaba su cuerpo de forma indecente, la verdad no sabía si eso era lo que lo enfurecía o el hecho de que la ojiverde no hiciera nada para quitárselo de encima.

Definitivamente, era la segunda opción. Aunque odiaba admitirlo, el chico no tenía la culpa de nada pues creía que ella estaba loco por él. _______ lo habría creído también -ya que Laur sabía actuar bastante bien delante del alumnado sonriéndole a Tony y tomándolo de la mano, de no ser porque su mirada la buscaba durante el almuerzo y se relamía los labios con discreción, de no ser porque al final se iban juntas a Coven o a sus casas y se encerraban.

Una vez solas daban rienda suelta a todo lo que habían escondido durante el dia. Eso se convirtió en una rutina, una que la estaba lastimando. No era que estuviera listo para contarle al mundo que era lesbiana; estaba segura de que Lauren mucho menos, pero tampoco podía aceptar esa situación.

Se sentó en una mesa vacía de la cafetería con una bandeja llena de comida, minutos después sintió una presencia femenina a su lado. Intentó no parecer sorprendida, pero falló, la había estado evitando. ¿Ahora iba y se sentaba como si nada? Clavó la vista en el puré de papa de su plato y luchó con las ganas de mirar.

Para _______ fue sencillo ignorarla cuando Tony fue a sentarse junto a la chica, quiso reír sarcásticamente al contemplar la escena: la ojiverde estaba en medio de los dos. ¡Qué patética se sentía!

Sintió el pecho pesado y un dolor punzante que le sacó el aire hasta asfixiarla cuando de reojo vio que el chico le tomaba la mano a su mejor amiga por debajo de la mesa. La más alta desvió la mirada, por lo regular era fácil ver a Lauren con chicos, ya estaba acostumbrada a mirarla besando a un hombre, abrazándolo, coqueteándole invitándola a salir con esa sonrisa coqueta que tanto la enervaba. La pelinegra lo había soportado mucho tiempo, era el precio por haberse enamorado de su mejor amiga. Si la zona de amigas era jodida, mucho peor si se trataba de una homosexual y una heterosexual; era un infierno.

Haber andado durante tantos años a su alrededor deseando comerle la boca, acariciarle el cuerpo, mirar sus ojos verdes sin verse extraño, había sido duro. Y, a pesar de todo, nadie nunca había sospechado, lo hizo bien.

Pero ahora, después de haber probado sus labios, después de haber tocado parte de su cuerpo, de haber permitido que Lauren la frotara y la llevara a las estrellas en la soledad de sus habitaciones... Bueno, le dolía.

Sentía que su corazón se agrietaba a causa de esa retorcida situación. Era doloroso tener que esconder delante de todos lo que sentía, tener que fingir que no quería besarla, que no quería alejarla de las manos de ese chico inocente.

De pronto, tensó la espalda al sentir como alguien tomaba una de sus manos, la giraba para descubrir la palma y recorría las líneas como si fueran rieles. _______ se estremeció al sentir las caricias secretas de Lauren, miró alrededor, buscando alguna mirada curiosa,- pero todos los a lumnos estaban en lo suyo, nadie se percató de las dos mejores amigas que se acariciaban furtivamente bajo de la mesa.

-¿Crees que podamos ir al cine el sábado, Lauren? -preguntó su novio, la pelinegra hizo el amago de apartarse, pero su mejor amiga la agarró con firmeza. Lo que hizo después lo sorprendió, Laur le tocó el muslo, apretó y subió hasta llegar a su entrepierna. Encontró la perfecta posición y empezó a masajear con sus dedos en forma circular.

La Sintonía de los Colores (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora