Capítulo 10: Confidencial.

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Alina.

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Mis dedos tamborileaban una y otra vez sobre aquella mesa, cientos de pensamientos corrían por mi mente y ninguno de ellos era claro.

¡Santo cielo!, ¿por qué estoy dando tantos rodeos?, ¡es lo que tanto pedí!

El universo debe estar muy molesto conmigo. De seguro esta: «le entrego lo que tanto pidió...¿para nada?»

—Perdón, universo —me lamenté.

—¿Y lo dejaste ir? —apareció Evely dejando un envase con malteada frente a mi.

—Bueno, apenas lo conocí hace unas semanas —me excusé.

Digamos que Evely sabe la historia pero no la real, existe Matthew, sí, pero ella creé que es un chico común. Cosa que no es cierta.

Tuve que mentirle un poco, no sabía que tan beneficiado puede salir Matthew de todo esto, no quiero envolverlo en polémicas.

—Buen punto —apoyó—. Alina, tómate tu tiempo para conocerlo, si es el indicado, apoyará tu decisión y te dará motivos para que lo aceptes.

Sonreí, Matthew no necesitaba darme más motivos, con los que sé son suficientes. Lo conozco desde que es un adolescente, no me hace falta saber nada de él.

—Tu crees que... —aclaré mi garganta, me miro curiosa—, ¿debo dar el salto de fe?

—Si piensas perder tu oportunidad como hiciste con Matthew Henderson, adelante —fingió sacudir sus palmas del polvo—. Yo no puedo meterme, es tu decisión, además, dices que no es mal tipo.

—No, no lo es —murmuré.

Evely sonrió. Con Matthew perdí oportunidad de tomarme una foto aquel día que me salvo de ser arrollada por un auto, pero el destino me otorgó aquella foto hace unos días.

Si rechazo a Matthew, quizá el destino no vuelva a ponerlo en mi camino. El universo me daría la lección de mi vida sobre: manifestarlo, obtenerlo y rechazarlo.

Me castigaría de por vida...creo.

—Tienes razón, tomaré el valor y le daré una respuesta.

—¡Esa es la actitud! —celebró, levantando su envase—, brindemos por tu valentía.

—Salud —seguí su juego con una sonrisa.

Sencillo, le diré a Matthew que pensé las cosas, le haré saber mis pensamientos y finalmente aceptaré lo que sea que quiera de mi.

—¿Debería escribirle o llamarlo? —pregunté mientras ambas nos mirábamos fijamente.

—Umh, yo digo que lo llames.

¡Hey, 60544!: EMISORA.EN EDICIÓN.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora