Fer y Valen sacan ropa de mi armario y juegan a combinarla. Siento que no me están diciendo algo, están omitiendo un detalle esencial, lo presiento.
Me obligan a alisarme el cabello y a usar mucho maquillaje. Lo más raro de toda la situación es que quieren que use zapatos cómodos.
Salimos de las residencias y esperamos a un amigo de Fer que también nos acompañará a comprar comida, o eso es lo que ellas me quieren hacer creer que haremos.
Subimos al auto y todos hablan muy emocionados sobre el nuevo lugar que están inaugurando en el centro y lo genial que se ve la temática. Ya comienzo a darme cuenta de cuáles son los verdaderos planes.
El auto se detiene frente a un restaurant un poco más elegante de lo que me imaginaba. Miro mi ropa y me doy cuenta que no encajaré para nada con los costos platillos que deben vender ahí.
Miro a Fer y se ríe al ver mi expresión de pánico. Toma mi mano antes de darse la vuelta y cruzar la calle, en dirección a una discoteca que tiene una fila enorme fuera de la entrada.
—Eres una arpía. —Gruño y ella ríe.
—Al menos no tendremos que hace fila, porque ahí va tu novia. —Señala y mi corazón da un brinco al ver a Mari caminando con un bolso colgado de un hombro. Ésto tiene que ser una broma y de mal gusto.
—Vamonos. —Les suplico a ambas.
—No seas infantil. —Me regaña Valentina. —No nos vamos a ir. —Sentencia.
—Además, se ve que no hay probabilidad alguna de que choquen o se encuentren por casualidad. —Añade Fer y me quejo.
Caminamos hasta la entrada y el amigo de Fer habla con el hombre en la puerta y nos dija pasar sin mayor problema. Entramos al lugar y las luces están encendidas, parece que aún no está en su mejor momento.
Nos movemos entre las personas hasta llegar a la barra. El amigo de Fer, cuyo nombre aún desconozco, pide tragos para todas. Miro a todos lados tratando de ver si veo su rubio cabello entre las personas. No la veo por ningún lado y ya comienzo a relajarme un poco más.