Parte única

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Hyunjin sentía que estaba buscando excusas.

Desde hacía rato que lo había notado, solo para no hacerle frente a los absurdos pensamientos que le asaltaban cada vez que veía a Han.

Ya estaba un poco harto de las situaciones que se repetían cada cierto tiempo, sin dejarlo odiar al chico en paz. Justo como en ese momento.

Han Jisung estaba parado en el centro de la sala de su departamento, una cabeza más bajo que él, delgado y de hombros anchos, con un moretón ya apenas visible en su pómulo izquierdo, una musculosa negra gastada y su guitarra eléctrica colgando del hombro. El castaño se había presentado en su casa después de que le golpeara la pared que separaba sus hogares con una zapatilla —repetidas veces—, solo para que dejara de armar tanto escándalo con sus jodidos amigos y su ridícula banda. Había intentado no prestarle atención, pero por más que había salido al balcón, seguía escuchando el ruido que hacía su vecino al ensayar. No podía ni escuchar sus propios pensamientos. Estaba harto.

Más aún, estaba cansado de verlo cada día de su vida. Desde hacía años tenía la mala suerte de vivir al lado de Han, cruzándoselo en cada pasillo, e ir al mismo instituto que él, donde tenía que soportar como cada una de sus compañeras y compañeros caía a los pies de su popular vecino. Más de una vez había tenido que frenar a sus amigos de terminar peleando por el castaño en alguna fiesta.

Y Hyunjin buscaba excusas. Han era su vecino, era un año más chico que él, estúpido y prepotente, alguien con quien no podía mantener una conversación decente por más que lo intentara. Era un músico creído, que tocaba la guitarra y le rompía el corazón a sus amigos. Más de una vez habían discutido, el rubio lo había mandado a la mierda, lo había querido intimidar con su altura y le había cerrado la puerta en su cara, le había jurado odio eterno; y aún así, cada vez que lo veía no podía dejar de apreciar sus facciones, su mandíbula afilada, su piel blanca, sus mejillas abultadas. Las ganas de enredar los dedos en su pelo oscuro y brillante se hacían cada vez más fuertes, ansiaba tomar sus manos y jugar con sus dedos cortitos, pedirle que le tocara una canción como si fuera un estúpido quinceañero enamorado. Quería que fuera a su departamento para algo más que pasar el rato con su hermano o discutir con él.

—Vamos Hyun, ya casi terminamos, solo será un rato más. —le sonrió como si fuera un niño, un aura sospechosamente angelical rodeando sus acciones. El rubio sintió un escalofrío subir por su espalda, nada bueno podía esperarse cuando actuaba así.

—Han, cariño, ambos sabemos que ese "rato" —dijo, haciendo comillas con los dedos, mostrándole una sonrisa de labios cerrados demasiado falsa—, van a ser horas, probablemente cinco horas más. —Vio que el chico iba a decir algo, así que levantó la mano, pidiéndole que lo dejara continuar—Y yo no tengo ni las ganas, ni el tiempo como para aguantar tus ensayos de mierda otra vez. ¡Es sábado, por amor de dios!

Jisung se paró derecho antes de que terminara de hablar, tirando los hombros para atrás, la guitarra ahora colgando sobre su espalda y metiendo las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans rasgados.

—No tenes nada interesante que hacer, Hwang Hyunjin, lo sabes. —todo rastro de la sonrisa inocente que tenía segundos antes quedó en el olvido, su rostro estaba serio, sus finos labios en una línea recta, sus ojos fríos y un aura sobradora lo rodeaba—Así que no me importa que te estés quejando toda la tarde, no vamos a dejar de ensayar. Como dijiste, es sábado y en la noche tocamos.

De no ser porque estaba acostumbrado a tratar con él, lo hubiera mandado a la mierda en ese instante. Pero, para su desgracia, lo conocía, y esa actitud superior que solía adoptar el castaño ya no causaba el más mínimo efecto en el rubio. La etapa donde se sentía mal cada que él le hablaba de forma despectiva había quedado en el olvido.

—¿Qué te importa si tengo que hacer algo o no? No puedo escuchar mis propios pensamientos con el ruido que hacen. Y no te atrevas a amenazarme, —lo apuntó con el dedo—porque voy a llamar a la policía por ruidos molestos si me seguís tocando los huevos.

Han abrió la boca para reclamar pero no dijo nada, en su lugar se pasó una mano por el pelo, tirándolo para atrás y dejando al descubierto su frente, frunciendo el ceño. Hyunjin hablaba en serio, no sería la primera vez que llamaba a la policía por las estupideces del chico y su grupito de inadaptados.

—Okey, está bien. —Suspiró con cansancio—Vamos a bajar el volumen para no molestar, no quiero que tu madre se enoje conmigo. —El rubio rió, su mamá enojada daba miedo—Pero no podemos dejar de ensayar.

—Me conformo con no escucharlos como si tuviera el parlante al lado de la oreja. —Sabía que no iba a conseguir nada mejor, era eso o terminar haciendo realidad su amenaza de llamar a la policía y volver a armar un escándalo en el edificio. Y la última vez las cosas habían terminado con Han esposado, su hermano enojado con él y los padres de ambos teniendo que ir a la comisaría, por lo que era mejor evitar a la policía lo más posible.

—Genial, —aceptó el menor, dirigiéndose a la puerta, Hyunjin lo siguió para cerrarla con llave una vez se fuera— porque la nueva canción necesita una pulida.

—Ajá, te escuché desafinar hace un rato. Parecías un perro.

—Reite todo lo que quieras, pero la verdad es que me sale genial. —Se encogió de hombros—A Min le encanta esa canción —dijo, mostrando una sonrisa verdadera por primera vez desde que se había presentado en su casa—, se la voy a dedicar.

—Me interesa poco y nada tu vida amorosa, ahora vete. —lo empujó de los hombros para que saliera al pasillo con una expresión de asco dibujada en su rostro—No hagan tanto ruido, en serio. —Han asintió, caminando hacia su departamento, a la vez que él cerraba la puerta.

Hyunjin se apoyó contra la superficie de madera y se dejó resbalar hasta el piso, suspirando y clavando la vista en las luces del techo. Quería seguir buscando excusas para apartar los pensamientos sobre la linda sonrisa que Jisung había puesto, necesitaba obligarse a no pensar en eso, porque le hacía picar los ojos el saber que no había sido por él, como siempre.

Perdió la noción del tiempo, se olvidó de que realmente tenía cosas hacer, con la espalda recostada contra la puerta y la temperatura del piso enfriándole las piernas, un nudo instalado en su garganta y una presión en su estómago que lo asfixiaba; la música del departamento de al lado escuchándose lejana. Hasta que el sonido de su celular lo sacó de la bruma en la que estaba, atendió la llamada al ver el remitente.

Hyung, ¿podés empezar a hacer la comida? Hoy salí un poco más tarde, no llego a hacerla yo.

Sí, ya me pongo a cocinar ¿Querés algo en especial?

Cualquier cosa está bien. —el sonido de los autos en la carretera casi tapaba la voz de Minho—Papá y mamá me avisaron que almuerzan en su trabajo, así que hace lo que vos quieras.

—Muy bien, te espero.

Hyunjin cortó la llamada y se paró del piso, se pasó las manos por la cara para borrar todo rastro de las lágrimas que se le habían escapado y se dispuso a preparar el almuerzo.

Podía pasarse horas buscando excusas, pero ninguna sería tan fuerte como Minho. Los sentimientos de Jisung por su hermano eran la mejor excusa, y la que más le dolía.

Dedicado a ItsLittleSanshine

Muchas gracias por leer este pequeño One-shot.
Lo había escrito hace bastante y no terminaba de querer subirlo.
Al fin, aquí está. Personalmente me gusta el final, un pequeñito plot twist no tan twist porque soy fan del MinSung, solo hay que ver mis listas de lectura jajan't.

En fin, gracias por la oportunidad, pasense por mi perfil si les gusta el MewGulf.

Besitos, Memé

Excusas | HyunSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora