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"Estás son las cosas que sé que son verdad: Me llamo Park Chanyeol, mi esposo es BaekHyun; un lindo escritor, uno que cree saber todos mis secretos. No tenemos hijos. BaekHyun quería tener un hijo...o ¿una hija?, pero eso fue ya hace años, en el año del dragón de agua y yo quería tener uno en el año del dragón de fuego. De manera que somos iguales pero por razones opuestas. Se todas estás cosas, pero hay cosas que ya no puedo recordar...¿o no he olvidado nada y estoy desvariando? Está es una de las capas más recientes de mi memoria y no puedo desenterrarlo.

He rememorado la mañana en que mamá se fue sin decir porque, yo solo tenía seis años, pero era muy listo, sabía leer, tenía un recuerdo para todo, y he aquí mi recuerdo de esa mañana de invierno"

Mientras BaekHyun dormía, Chanyeol se preguntó como era su vida cuando estaban juntos solo porque estaban enamorados, no porque estuvieran casados. Los imagino holgazaneando el una villa, en un dormitorio con vistas a suaves colinas de huertos, riendo y poniendo motes a los lunares de la espalda del otro como si fuesen constelaciones. Podía ver cómo se maseajaban mutuamente los muslos con largos toques y las manos untadas con aceite de oliva. Cuando él se empeñaba en masajearle los muslos, Baekhyun se tensaba. Era incapaz de relajarse durante un masaje. Tenía cosquillas, perdía el control, y luego sentía una angustia lo bastante intensa para desear huir. Siempre creyó que era algo para empezar un juego sexual.

Y aunque sentía curiosidad por la vida sexual de BaekHyun antes de él, jamás le preguntaba qué había hecho en la cama con alguien más. Él tampoco la interrogaba a ella. Chanyeol se había escandalizado al enterarse de que SeHun torturaba a Luhan para que le contara con lujo de sus aventuras del pasado, en la cama y en la playa, además de pedirle que describiera con exactitud qué había sentido la primera vez que se había acostado con él.

—¿Y él responde a todos tus interrogatorios? —preguntó Chanyeol.

—Declara su nombre, fecha de nacimiento y número de la seguridad social. Entonces le pego hasta que confiesa, obviamente jugando, LuHan me pega más fuerte.

—¿Y después te sientes mejor?

—¡Me pongo histérico!

—¿Entonces por qué preguntas?

—Una parte de mí cree que todo en él es de mi propiedad; sus sentimientos, sus fantasías. Sé que no está bien, pero es lo que siento. Su pasado es mi pasado, y me pertenece. Mierda, si pudiese encontrar la caja de juguetes de su infancia, miraría en el interior y diría: «Mío». Me gustaría ver las revistas pornográficas que escondía bajo el colchón en la adolescencia y que usaba para masturbarse.

No quería hacer creer a BaekHyun que era de su propiedad y que era un loco obsesivo pero tampoco quería que nadie más lo tuviera ¿eso estaba mal? Probablemente si, quien sabe, no podía a preguntarle a nadie sobre ello. Pero cada vez más, las cosas eran difíciles para él, olvidaba cosas, se confundía con otras más y creía que cada día era peor. BaekHyun tenía un par de años más que él, pero...aun era joven, vivir atado con alguien que poco a poco iría en decadencia, sería también el fin de su vida, por eso había decidido empezar con eso.

No sabía cuál sería el final de su propia existencia.

Por eso había comenzado a escribir las notas y también pequeños relatos de vida, sobre su pasado, cosas que BaekHyun tal vez no sabría, no quería que se sintiera atado a él solo porque dependería de alguien a partir de entonces. Quería que se quedará con la idea de que él era una persona normal, una que había vivido mucho, que había cometido errores pero también había tenido muchas victorias, alguien que había tenido la mala suerte de comenzar a enfermar cuando él aun tenía tantos planes, quería ser padre, quería viajar a todo el mundo, quería que uno de sus libros fuera ganador de un premio, pero con Chanyeol a su lado probablemente no lo lograría.

En orbitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora