Imperfecto [10]

1 = 1

Hacía dos años que Simón lo amaba. ¿Amar? Es una palabra muy fuerte, la más sincera y a la vez la más falsa. Pero él lo amaba enserio, tanto que comenzó a escribir para él. Pequeñas cartas, fragmentos de textos de filósofos que le incentivarán a aceptarse tal cual es. Pero Simón sabía que no, aunque su hermana le aconsejase siempre lo mismo... que debía de perseguir sus deseos, él no podía hacer nada. ¿Que dirían de él sus amigos y familiares? Lo tratarían como un enfermo, notablemente era imposible.

Simón se sentó en el borde de la piscina, había entrado a clases veinte minutos antes, es que no soportaba verlo reír y charlar con amigos. Él lo confesó por Facebook, confeso ser Bisexual. Y fue un gran impacto para todo el instituto, Simón jamás lo hubiese imaginado y desde ese momento su amor se intensifico por diez mil. Lo golpearon, lo insultaron y le prohibieron muchas cosas, perdió amigos, perdió la confianza pero un día después el estaba feliz y contento consigo mismo.

Y Simón tubo ganas de confesar al mundo también su terrible secreto, pero muchas personas se adelantaron y terminó siendo una moda o un juego, así que no le gusto que su vida dependiese de las visiones pre-juiciosas de los demás.

Simón sacó su libreta verde, allí estaban todas las anotaciones respecto a él. Cada cosa que decía y hacía. ¿Por qué? Estaba obsesionado, claramente y también enamorado, por desgracia. Sus pies ahora estaban dentro del agua caliente, la cual parecía verde por culpa de los azulejos de color marino. Las luces estaban apagadas, era temprano, nadie quería asistir a clases de natación. Pero Simón, amaba el agua.

Entonces él entró, llevaba los pantalones rotos, como siempre y esa sonrisa con su diente metálico. Fue por culpa de la golpiza, lo que le hizo perder un diente, y eso le hace ver mucho más hermoso. Bueno, al menos para Simón que se sorprendió encontrarse a solas con él.

-Hey, Simón.-Este sabía su nombre. Así que le respondió con una sonrisa.

-Hola-Respondió nervioso.

-¿Te importa si me cambio delante tuyo? Osea, confío en ti, y no quiero ir a los vestuarios, están esos idiotas...

-¿Por que me molestaría? Además nadie quiere meterse con los chicos rudos y malos de la escuela.

-Sus golpes de niños débiles son estúpidos, pero sus palabras, hacen mierda mi consciencia-Respondió el chico, mientras se desabotonaba el pantalón y lo comenzaba a bajar hasta dejarlo tirado sobre sus pies. Así que sacó de su mochila, la bermuda azul y se la puso.

-Siempre hablan idioteces, creo que sienten miedo de ser olvidados y necesitan llamar la atención para sentirse menos solos-Contesto Simón, mientras salpicaba débilmente un poco de agua.

-¡Siempre pienso igual! Son unos tontos, están tan aburridos y no saben nada de la vida. Hipócritas y cerrados de mente. Hugg-Dijo el chico mientras que se sacaba la remera, quedando con su torso se-mi marcado.

-¿Como reacciono tu familia? Digo, cuando le confesaste tu secreto-Preguntó Simón, entrometido.

-Bueno, no era un secreto para mis padres... era bastante obvio. Me vieron besándome con mi mejor amigo, y desde ese instante lo aceptaron. Pero mis abuelos dejaron de hablarme, hasta hoy en día. Digamos que jodí un poco a la familia, pero no podía mantenerme oculto por siempre.

-A veces es preferible sufrir antes que dejar heridos.-Respondí mordiendo mi labio y mirando hacia el agua limpia y pura. El chico sonrió y se sentó al lado de Simón, entonces con un pequeño empujón, empujó a este al agua, cayendo torpemente y dando volteretas. Él reía a carcajadas, y Simón aprovecho para empujarlo a este también al agua. Los dos comenzaron a salpicarse y nadar, mientras se empujaban divertidamente. Cuando el juego disminuyó y los demás alumnos ingresaban dentro del recinto, Simón sonrió.

-Soy Gay.-Dijo este mirando a su amor de toda la vida.

-Yo también.