Capítulo III

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Y nunca le verás el desastre de su corazón, el de su mente, el de su vida o el de su alma.

Todo está en orden, como "los buenos esposos" acostumbran a tener en sus casas. Sus casas se ven bien, nada está fuera de lugar, nada parece ahuyentar a sus valerosos esposos. Son tan bienvenidos a quedarse y descansar.

¿Quién no quiere consentir y mantener en orden aquello a lo que su corazón más anhela? Siempre está en control de todo. No tiene juguetes regados por doquier.

No hay osos de felpa y muñecas de trapo esparcidas por habitaciones, no tiene que preocuparse de esas cosas. El otro no tiene por qué perturbar su cabeza ni su corazón, no tiene que debatirse todas las mañanas ni comerse entre sus pensamientos.

No tiene que preocuparse más que por sí mismo, no tiene por qué sentirse estresado.

El otro no tiene nada que temer. Siempre hay tiempo entre sus horarios, su reloj nunca marca la medianoche. Sus ojos nunca se cierran antes de las 10. Sus pulmones nunca dan grandes bocanadas de aire. No lo descubre las ojeras púrpuras bajos sus ojos. Siempre fresco, siempre perfecto, siempre listo... para ti.



The Other Man | LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora