Prologo

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Unos meses antes...

El doctor me miró después de dar su larga explicación con términos médicos que no entendí ni un poquito y con palabras que creería que se inventó si no supiera que es un doctor real y es uno de los mejores del país.

- ¿Entendió lo que le acabo de explicar, señorita? - se quitó los lentes guardándolos en el bolsillo de su bata.

-No, ni un poquito. - negué con la cabeza. - ¿podría explicarlo de una manera que una persona que no entiende algo de biología y es medio tonta pueda entenderlo?

-Supongo. - suspiro. - trataré de ponerlo en idioma Aesria

-Por eso es mi doctor favorito. - bromeé.

Negó riendo mientras se sentaba al lado mío.

-Tu corazón es muy pequeño. - explicó haciendo un círculo pequeñito con sus dedos. - y no tiene la suficiente resistencia para mantenerte en situaciones que requieran que mucha actividad. -hizo una pausa para ver si estaba entendiendo y asentí. - Si corres, o haces algo que los fuerce puede ser peligroso, tampoco puedes llevar emociones fuertes o hacer cosas que te alteren mucho. - agarró una carpeta y me la dio - también hay otra cosa.

-Ay no, dígame si me voy a morir de una vez. - suspiré fastidiada.

-No, no es tan grave. - me tranquilizó. -también tienes anemia.

-Voy a tener que pedirle un reembolso a mi mamá, porque salí bien defectuosa de esa fábrica. - me quejé. - soy una bola de debilidad andante.

Soltó una carcajada.

-No eres débil, solo tienes un ritmo diferente al de los demás. - me corrigió. - además de que no eres la única que tiene esto. -  me dio palmaditas en la cabeza como si fuera un perrito y se levantó. - programé uno de esos relojes que te miden el pulso para ti, medirá tu ritmo cardiaco y te avisará cuando llegué a niveles que son peligrosos.

Asentí sin preguntar nada más, ya me estaba dando sueño y mi cerebro no procesa bien la información así.

En realidad, no procesa bien la información en general, pero esta vez puedo culpar al sueño.

-La carpeta que te di es para que la entregues en el colegio para justificar que no hagas deportes. - explicó. - yo me encargaré de entregarle personalmente a tus padres una copia y explicarle de tu situación. - agarró un puño de los chocolates que tenía en su escritorio y me los pasó. -toma, te portaste muy bien hoy.

Reí por la voz que hizo imitando a uno de los pediatras del hospital, burlándose de él y los guardé en un bolsillo de mi mochila.

- ¿No se supone que es uno por paciente? - alcé una ceja. - ahí hay como diez. No es que me queje.

-Mi paciente favorita se lleva más. - bromeó. -y hay un plus de agradecimiento por no llorar y hacer la cosa incomoda 

-Entiendo. - reí. - bueno... hasta pronto, doctor. - moví la mano en forma de despedida. - supongo que tendré que regresar para chequeos.

-Si, te estaré avisando. - se despidió. - se supone que tendría que hablar con tus padres, pero...

-Están muy ocupados. -  solté con sarcasmo y rodé los ojos. - estás cosas pasan cuando tienen a los niños por obligación.

Salí del consultorio del doctor escribiéndole a mi chofer, llegaría a casa durmiendo sin importarme que mañana tenía clases y no debería perder mi ritmo de sueño.

Agradezco haberle prestado atención al dolor que me daba en el corazón cada vez que hacía ejercicio en la escuela. Y también agradezco hacerme cargo de ello yo sola, si hubiese esperado a que mis padres quisieran hacer tiempo para mi probablemente no estaría aquí.

Weak [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora