La Reina Albina [Libro #1]

5. Mientras estuvo dormida

Valían levanto a Basil justo en el momento en que su cuerpo se desplomó, apenas había podido cubrirla con la túnica y sentía su cuerpo húmedo por la sangre, la escena era tétrica para quien la mirara, una chica desmayada y llena de cortes y sangre, un rey con los ojos inyectados en sangre y el cuerpo rígido, una vidente anciana que se retorcía del dolor mientras en el medio la sacerdotisa solo resaba ajena a todo lo que ocurría. Unos segundos más tarde, los cuales parecieron eternos Satis hizo silencio pero ninguno se había movido de su lugar, Valían seguía de rodillas con el cuerpo sangrante y apenas cubierto de Basil en sus brazos, Colin y Memphis ya no sabían que atacar o defender porque ninguna de las dos se había encontrado antes en una situación similar y a pesar de que Satis había hecho silencio las lágrimas de Gracielle iban en todas las direcciones.

— Ayuden a Gracielle con el rey y que alguien más levanté a Satis y la lleve con un sanador — la voz de Valián sono autoritaria, siempre pudiendo calmar a todos a pesar de la confusión y el pánico.

Por eso Basil lo había traído con ella, escucharlo pareció darle un rumbo a todos, Memphis ayudo a su madre con el cuerpo rígido de su padre, lo tomo en sus brazos y salió de la iglesia, Colin hizo lo mismo con Satis que parecía no pesar demasiado en los brazos de Colin.

Ambas salieron apresuradas de la iglesia pero a pesar que el había Sido la voz que había disipado el pánico no podía moverse. Deseo por un momento que ella lo soportará, que viviera porque en ese momento noto que la necesitaba incluso más de lo que ella lo necesitaba a el que nunca antes se había sentido así.

— Estará bien — dijo la sacerdotisa como si pudiera leer su pensamiento — Las marcas son difíciles pierde mucha sangre estará bien, dormirá un par de días — Valían asintió y saco a la chica de la iglesia, su cuerpo parecía débil mientras la subía a su habitación, más pálido y pequeño que ese último momento que la vio cuando entro a la iglesia, cuando sostuvo su mano con fuerza y la dejaba ir porque sabía que ahora sería una persona diferente, su abuela siempre le hablo de los videntes, de la armonía que había entre ellos y los Panas. Quizás era eso lo que se sentía por Basil la armonía de sus razas.

Cuando llegó a la habitación la dejo en la cama y fue a preparar la tina, debía limpiar su cuerpo para curarla, la sangre de ella estaba en sus brazos, en su pecho, en su cara. De repente se sintió en conexión con ella, sintió la necesidad de protegerla siempre ya no podía irse de su lado.

Basil tenía plantas de curación en su habitación porque ella también conocía esas artes aunque su dios no la había marcado en eso, las marcas que había recibido hoy eran de las más difíciles y dolorosas. Valían lleno la bañera y agrego plantas de sanación, cuando el agua cambio de color, a uno más lechoso fue por Basil y volvió a soltarla cuidadosamente en la tina, la dejo ahí un momento que la magia de las hierbas hiciera su trabajo, si algo había aprendido es que había magia en cada cosa en Nirell aunque muchos no la vieran.

Cambio las sábanas de la cama que se había llenado de sangre y regreso a la tina dónde enjuagó el cabello de Basil, sus hombros, sus brazos, su espalda limpiandola de todo lo que había tenido que sangrar para volverse una vidente. Luego saco su cuerpo dormido y comenzó a vendar sus muñecas, sus muslos y luego toda su espalda, desde la nuca hasta llegar a las caderas .

La dejo recostada y cubierta, parecía estar dormida profundamente. El se sentó frente a ella en un sillón grande y espero, espero que ella volviera a necesitarlo, espero con el corazon en la mano que ella soportará todo lo que le había ocurrido.

Memphis corría con el rey en brazos hasta la habitación real mientras le decía al primer guardia que se cruzo en su camino que fuera por la sanadora real o por quien sea que pudiese ayudar al rey. El rey que parecía a punto de morir, con el cuerpo rígido y aunque sus ojos permanecían cerrados la sangre echa lágrimas se había secado en su cara, su madre venía detrás de ella sin parar de sollosar Y Memphis se dió cuánta que la vida de los tres podía estar peligrando, no solo la de su padre sino también la de su hermana y su abuela.