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Cuando Jungkook dijo que sería tan distante con él como para creer que no existía, Taehyung jamás pensó que fuera en serio. Imaginó que, como mucho, no se hablarían en caso de cruzarse en algún pasillo o en la entrada de la escuela, tal vez incluso se pasarían por alto durante las horas de clase y el almuerzo. Pero, en el transcurso de los días, se dio cuenta de la peor manera que no pudo estar más equivocado.

Ese lunes en la mañana cuando Jungkook no ingresó al salón de la clase 2B como era habitual, Taehyung se dijo a sí mismo que su ausencia no estaba relacionada de ninguna forma con lo que pasó entre ambos; existían cientos de razones por las que él pudo no asistir y ninguna tenía que involucrarlo directamente. 

Sin embargo, cuando la situación se repitió en los siguientes días, empezó a sentir que todo era su responsabilidad y una pesada culpa se instaló en su pecho.

No podía ser posible que Jungkook abandonara la escuela por causa suya, eso sería estúpido e indigno de alguien tan inteligente como él. Además, no parecía el tipo de persona que renunciaba a sus deberes por culpa de un corazón roto. Aun así, existía la irritante posibilidad de que hubiera tomado muy en serio sus palabras sobre desaparecer de su vida y eso convertía a Taehyung en una persona horrible y despiadada.

Él no era malo, o al menos no creía serlo, solo había tenido que tomar una decisión y priorizar a otras personas sobre sus propios deseos.

—¿Te quedarás al grupo de estudio de esta tarde? —preguntó Soobin.

Faltaban dos semanas para los exámenes semestrales, los cuales, eran de gran importancia para la escuela porque se utilizaban para establecer el ranking académico de los estudiantes y el nivel de la institución en comparación con otras de Seúl. 

Durante esa época, se cancelaban las actividades extracurriculares como las prácticas de música, teatro y danza para dar el espacio a los grupos de estudio. Taehyung, al ser el presidente de la clase, participaba activamente en la organización de estos. Sin embargo, ese semestre estuvo tan distraído con su vida personal que no recordó hacerlo. 

Para su buena suerte, Soobin se hizo cargo de organizarlo junto al resto del consejo estudiantil; Taehyung podría estar tranquilo por ello y asegurarse de agradecerle luego.

—Por supuesto. —le sonrió amable— Me encargaré de avisar a los demás para que puedan asistir.

—De acuerdo.

Taehyung se alejó de Soobin y comenzó a informar al resto de sus compañeros sobre el grupo de estudio. 

Trató de concentrarse en su labor, pero en ese instante, lo único que ocupaba su mente era la agobiante sensación que le provocaba la ausencia de Jungkook. Quiso convencerse que el sentimiento se debía a la preocupación de que el azabache abandonara los estudios, pero en el fondo sabía que el verdadero motivo era lo mucho que lo extrañaba. 

En la escuela, Taehyung pretendía estar bien siempre: concedía una bonita sonrisa social a todos, otorgaba brillantes respuestas a las preguntas de los profesores durante las clases y mostraba una actitud tranquila y perfectamente controlada frente a sus amigos. Pero al llegar a casa, en la soledad de su habitación, terminaba abrazando el peluche de Pachimari que le regaló el azabache; se aferraba a este con fuerza hasta conseguir liberar el llanto que estuvo reteniendo durante el día y tan solo por unos minutos se permitía exteriorizar sus verdaderas emociones.

A veces, se descubría a sí mismo abriendo el chat de Jungkook para leer antiguos mensajes y admirar algunas de las tontas y tiernas fotos que se tomaron juntos. Pensaba en lo absurdo que era sentirse de esa manera por alguien a quien conoció hace pocos meses —ya que ni siquiera estuvo tan afectado cuando llegó a distanciarse de Jimin a quien prácticamente conocía de toda la vida—, pero supuso que no sería justo comparar ambas situaciones porque sus sentimientos por ellos eran muy diferentes.

Two Loves | KookV♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora