16 latidos

134 23 14
                                    

El corazón es una máquina impresionante, me gustaría dar una gran explicación bien detallada pero no puedo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El corazón es una máquina impresionante, me gustaría dar una gran explicación bien detallada pero no puedo... estoy pendejo y se me olvidan las cosas.

Lo que si puedo decir es que tener un corazón tan grande, es muy cansado... y si ciertamente doloroso, mientras me cambiaba no dejaba de notar lo flaco que estaba...

No había dejado de bajar de peso desde mi diagnóstico, tanto que incluso se marcaban mis costillas... caquexia es el término que se le da a mi condición, y simplemente no es lindo.

Nadi siempre me decía que no me preocupara de mi apariencia física, pero es difícil no preocuparte cuando vez al espejo y no te gusta lo que ves.

—Se te hará tarde Dy —regañó mamá.

—Ya voy —suspiré vistiéndome— mamá si me niego a comer aliméntame como sea.

—Eso intentó —me miró para ver mi preocupación — sabes que es normal Dy, cuando recibas tu nuevo corazón empezarás a ganar peso.

Suspiré para asentir... si lo recibía.

—Estoy muy flaco, mi novio me cambiará por alguien con mas grasa —me queje.

—A tu novio —remarcó riendo— no le importa como te veas —aclaro lo que era verdad— ahora apúrate para que desayunes.

—Está bien, no tengo hambre —me adelanté.

Mamá negó riendo para salir, desayune un poco para engordar algo y no ser un palito andante.

A veces me daban ganas de dejar la escuela... pero era mi último año y no me apetecía volverlo a repetir más adelante.

Me senté junto con Nadi qué pasó las fotos de chicos desconocidos poniendo corazones.

—Otra vez en esa página —negué riendo.

—Cállate, tú lo dices porque tienes novio —bufó— quiero una persona especial, un Nick Nelson en mi vida o yo que sé.

—Es que uno anda soltero por distraído —sonreí burlón señalando con la mirada al chico que a lo lejos la veía.

Bernard Wilson estaba perdidamente enamorado de mi chica desde que iniciamos la preparatoria, pero mi chica simplemente no lo veía.

Nadi se giró para ver al chico quien la miró sorprendido para saludarnos con la mano, correspondimos a lo que sonrió triunfante.

—Lo ves —sonreí.

—Estamos a nada de salir de la preparatoria si quisiera algo ya lo hubiera echo —señaló pensando como mujer.

—Somos hombres, estamos tontos —le recordé.

Ella negó volviendo a lo suyo, iba tener una plática con Bernard si o si.

Mi moreno llegó angustiado.

—Chicos necesitó su ayuda —dijo nervioso.

—Tranquilo si quieres cortar con Sarah yo te ayudo —me adelante.

Hasta el último latir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora