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.El sueño del vidente.

Sus jadeos sonaron suavemente en la habitación, quiso gritar, estaba desesperado.

Quería más.

Aquel chico de cabellos chocolate lo estaba matando, tocandolo suavemente sin hacer nada que mostrará su intenciones.

De no ser porque Harry lo conocía bien, creía que solo se trataban de caricias inocentes y que él era un depravado por ponerse tan duro solo porque su compañero acariciaba sus hombros en un masaje.

Si tan solo fueran sus hombros... Podía sentir la dureza de su compañero sobre su pantalón, podía sentir como saltaba suavemente  sobre su cadera para apretar aún más sus partes inferiores, podía sentir que con cada jadeo, el chico bajaba más la altura de los masajes.

Si tan solo fuera un poco más valiente, un poco más audaz, podría voltearse y pedirle que se la mame o lo masturbe como sabía hacerlo.

Pero no tenía ninguno de los dos, así que le tocaba sufrir en silencio

Harry juraba el estar dormitando en su habitación, cuando de repente el chico entro por la ventana e insistió en darle un masaje.

Ahora estaba allí, suspirando y moviendo sus caderas intentando crear fricción por la dureza entre su ropa interior.

Podía sentir como su compañero se fascinaba ante su piel canela tensarse, podía escuchar el como respiraba pesado y deliberadamente movía sus caderas rozando la propia contra la espalda baja de Harry.

Podía sentir el como poco a poco las manos bajaban, pasando de su espalda hasta su cadera, allí amasando sus cachetes inferiores.

Un gemido ronco salió de sus labios escarlata, y, se giró, quedando de espaldas a la cama.

Vio un jersey crema, unos pantalones de cuero y una gargantilla en ese cuello de piel color perla, y antes de poder subir su mirada para ver quién era el dueño de esos cabellos chocolate, despertó.

(.)

Se levantó sudoroso, jadeando y con un bochorno que recorría todo su cuerpo.

Que linda forma de empezar el día, teniendo que voltear sus sábanas para que la tía Petunia no viera la mancha sospechosa en el edredón.

¿Qué tipo de sueño de mierda fue ese?
O acaso ya estaba entrando en la pubertad? O tal vez...

Mientras pensaba, se iba cambiando la piyama a ropa para poder salir apenas saliera el solo e ir a comer algo a un McDonald's.

Fue brutalmente sacado de sus pensamientos cuando los candados de su habitación empezaron a traquetear.

Por lo general le daría igual, pero que lo hicieran a la 1 de la mañana lo hacía despertar sus alarmas.

Así que, con todo el valor Gryffindor por el que fue dotado, sacó su varita y, tomando su mochila (Dónde estaban todas sus cosas guardadas en caso de emergencia) emprendió camino hacia la puerta, asegurándose de que no sonara la tabla hueca cerca de su cama.

Pensó que, si Dudley lo quería sorprender en la madrugada, el sería más listo y le sacaría un buen susto.

La puerta se abrió justo cuando el llegó a un lado, haciéndola rozar su nariz y reprimir un chillido con el que Ron se habria burlado mucho tiempo, y antes de poder apuntar con su varita, una exclamación lo hizo sonrojarse y querer hundirse en el piso 30 metros.

"Puaj huele raro" Una voz femenina resonó.

"Es la habitación de un adolescente de 15 años, Tonks, ¿A qué esperas que huela?" La ronca y cansada voz de Remus lo hizo animarse, e ignoro totalmente de lo que lo estaban acusando "De todas maneras, ¿Dónde está?" Pudo escuchar el olfateo, y antes de que lo asustarán salto infantilmente desde su escondite.

.Mentiras. TharryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora