Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETA

Capítulo 11

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«Cuídala bien, no hay muchas como ella».

Las palabras de Sebastián vuelven a mi cabeza y sonrío. Él y Alyssa realmente se llevaron bien, y aunque Sebastián no lo haya mencionado, sé que se unieron ese día que ella se quedó.

La puerta de mi oficina se abre y aparece Alex sonriendo de oreja a oreja.

—¿Algún día vas a tocar? —entrelazo los dedos sobre mi escritorio y resoplo.

—Me gusta sorprenderte—sonríe—. Y vengo con buenas noticias.

—Ah, ¿sí? No me digas...

—Reunión. Próximo sábado—sube y baja las cejas.

Automáticamente un nudo se instala en mi estómago y pienso en Alyssa.

—¿Qué pasa? —frunce el ceño sentándose en la silla frente a mi escritorio—. Pensé que te pondrías feliz, ya ha pasado un tiempo.

—Sí... No—maldigo y me paso las manos por el rostro—. Joder, no.

—¿Qué?

—Tengo novia—murmuro.

—¿Y? Puedes hablar con Will, estoy seguro que...

—No—resoplo—. Ella no pertenece a esto—niego.

Alex frunce el ceño y me observa como si no me conociera, últimamente parece que ni yo lo hago. Alyssa saca una parte de mí que no sabía que existía; pero esto, las reuniones, han sido parte de mi vida desde hace años y a esa parte de mí le jode un poco dejarlo. Ok, me jode mucho, pero es mi elección.

—¿Me estás diciendo que dejarás las reuniones? —pregunta impactado.

No respondo. Debería decirle que sí, que hablaré con Will, pero siento que aún no estoy listo.

—Dejaré pasar esta—respondo después de un rato.

Alex asiente en silencio y sin añadir más, sale de la oficina.

—Por lo visto tienes muchos pretendientes—le susurro en el oído a Alyssa mientras está rodeada de un grupo de gente.

Ella se sobresalta y suelta un chillido. Se da la vuelta y rodea mi cuello con sus brazos atrapando mi boca en un segundo. No me importa quién nos vea, rodeo su cintura y la pego más a mí devorando estos suaves labios a los que me he vuelto adicto.

—Búsquense una habitación—la voz de Ava nos trae de vuelta, así que con una risa por parte de Alyssa nos separamos.

—No está de buenas últimamente—se burla Alyssa.

—¿Tiene eso algo que ver con Sebastián? —molesto a Ava.

Ella rueda sus ojos pero se ríe. Miro al grupo con el que conversaban antes de mi interrupción y mi mirada se cruza con la del rubio que la invitó a salir. Él entrecierra sus ojos, y yo como un hombre maduro de veintisiete años, me coloco detrás de Alyssa y rodeo su cintura con mis brazos, dejando un beso en su cuello.