único.

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Por la mañana.
[ 3059 palabras. ]

a veces, cuando el sol comenzaba a salir y se colaba a través de las persianas que no había cerrado el día anterior, los rayos se deslizaban hasta su nariz para darle picazón, su mano iría hacia su nariz en un reflejo, pero él realmente no mueve ni un dedo más, ningún centímetro más. sigue picando, todavía quiere hacer algo, pero su mano está (muy) enredada entre las desordenadas sábanas y el desordenado cabello negro que cae por todos lados.

en realidad, todo su cuerpo está enredado entre las sábanas, las mantas y sirius black. todo su cuerpo, toda su mente.

los segundos pasan, la picazón sigue sobre su nariz y tiene la necesidad de enterrarla en esos mechones oscuros, en su nuca, en su hombro, en la curva hacia su mandíbula. lo que sea, incluso el más pequeño pedazo de sirius le quitaría todo lo malo que hubiese, dejándolo solo con el anhelo desbordarse de su corazón a montones.
"quizás en su cuello", ambicioso.

remus sabe que ha pasado un rato suspendido en el aire, viendo el cabello de su amigo, pensando en él más que por un minuto, pero se siente hipnotizado, pensando en lo calmo y pacifico que se ve mientras duerme, a su habitual e intensa energía en el día a día.

y aunque el castaño disfruta con gusto de su compañía animada en los momentos que tienen entre clases, sabe que tiene un poco más de favoritismo hacia sirius dormido. su segundo favorito es cuando está distraído.

cuando él no lo nota, quizás estando muy concentrado en el partido de quidditch, ordenando sus discos o mientras lee, los ojos de remus pueden buscarlo sin ser atrapado, al menos por un momento.

a veces, son segundos. cuando a sirius se le pasa algo por la mente y necesita decirle que si él estuviera jugando, el equipo ya tendría la victoria asegurada.

otras veces son minutos, el solo ve la mitad de sirius, mientras el se sienta de lado frente a la luz de la ventana. lo atrapó haciéndolo una vez, por las mañanas, cuando no hay permisos de salida, él solo se sentaría a ver los álbumes y tararear sus favoritas, los ordenaría alfabéticamente y por preferencia, ese era su secreto, y remus jamás mencionaría algo, quizás no tomaría ningún disco hasta que alguno de ellos los desordenara luego de haberlo llevado a la sala común, pero era algo que le gustaba conocer de sirius.

hay otras veces, como ahora, en las que logra verlo mientras él sigue dormido.
remus sabe que esa escena, ese momento que tiene para ser un poco egoísta y disfrutarlo, siempre, siempre será su favorito. es para él.

está allí, tan tranquilo, sus ojos livianos y sus cejas sin fruncirse, sus labios en una curva casi imperceptible.
no lo ve, no ahora, pero lo sabe. conoce sus expresiones, lo recuerda y lo lleva su mente cada vez que algo lo perturba.

sabe y siente, a cada segundo, que él podría despertarse en cualquier momento. abriría sus ojos y vería de inmediato todos sus sentimientos, todos sus pensamientos. él lo sabría y aún si lo asustaba, no era capaz de dejar de verlo.

recupera con tanta suavidad y lentitud su mano izquierda que sirius no se mueve ni un centímetro. y luego, con aún más dedicación, logra sacar su diestra desde bajo su cuello. a sirius le gustaba hacer eso. iría hacia él por la noche y preguntaría si podía dormirse allí. sin ninguna palabra de más. sin explicación. pero es sirius, y él es remus.
y no había forma de que remus dijera que no a algo que el de ojos plata le pidiera.

se tumbaría al lado izquierdo de la cama, primero le daría la espalda, ni siquiera muy cerca del otro, y remus tendría su primera queja a la maravillosa habitación que los potter le habían dado, él realmente no necesitaba una cama tan grande, no en ese momento.

Por la mañana [WolfStar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora