O25; ʙᴇʜᴀᴠɪᴏʀ

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Ser un padre definitivamente no estaba en los planes de mi antiguo Lee HoSeok, preparar el uniforme de YeoJoo, peinar su cabello y hacer el desayuno. Claro, cosas que no tendría que hacer si no quisiera ser una figura decente para ella.

Cosas que haría con DaHye, cosas las que por ella haría sin ápice de duda mía.

También me compadecía, y siempre pensaba en lo que ella estaba sintiendo.

Aún así, mientras colocaba sus medias con delicadeza, mis dedos no hacían el esfuerzo por mantenerse en sus tareas; en cambio, la yema intentó subir un poco más allá del ancla.

Luego, al abrochar su falda, la facilidad con que la tela se ceñía a su cuerpo era tan hipnotizante, su pequeña cintura y la fina delgadez de su cuerpo... Dios, mírame y dime lo tanto que me repudias, si existes, tal vez encuentre mi remedio en una muestra de odio.

Pero no a través de ella.

Recuerdo cerrar la puerta de la casa cada mañana y tomar a YeoJoo de la mano para caminar sólo una cuadra a la estación de autobús, pagar y bajar unos diez minutos después sólo para tomar el metro juntos y terminar caminando unas cuadras más hasta la escuela donde pertenecíamos.

El trayecto todo en silencio a excepción de alguna duda repentina que surgiera de alguno de los dos. La gente miraba en ocasiones, podía leer sus pensamientos.

'Un muy buen padre.'

Despedirme de ella a penas la dejo en su salón, saludando con desgano a la profesora que tendría esas primeras horas y ella dejando un beso en mi mejilla antes de entrar a clase... una rutina que no quería que terminara ni en un millón de años, ni cuando mi corazón se reduciera a cenizas una y otra vez en agonía en ese infierno que palpaba con cada célula de mi cuerpo a diario.

—Señor Lee, compré algo para usted.

—¿En serio? No era necesario.

La señorita Ahn era cada vez más visible en mi andar diario, ya no era tan molesta. Ella sacó de su bolso una pequeña caja transparente por la cual pude ver un bonito pastel con frutas.

Tal vez no fui consciente de mi sonrisa, pero ella sonrió con emoción antes de entregármelo.

¿Había escrito alguna vez de lo que me gustaba más allá de esa chiquilla?

—Se ve delicioso, se lo agradezco mucho señorita. Prometo compensarlo.

—¡No es necesario! Es un regalo y me alegra que le guste. Pensé que sería algo bueno para endulzar un poco lo que podría estar sintiendo, ya sabe...

—Es oportuno, prometo disfrutarlo más tarde. Disculpe, debo retirarme a una clase.

—¡Adelante, lo lamento!

Sólo reí suavemente y con una tenue sonrisa ahora como las hojas de masa filo, me fui por los pasillos; ese día llegando por fin con mejor humor, incluso sin querer, un tonto y común detalle como un pequeño postre me habían alegrado el día, me había deshecho de preocupaciones por un momento.

Y es que ahora, también tenía clases con grupos de secundaria porque la maestra decidió que era buena idea irse a medio curso. Era pesado pero a la vez, la colaboración y orden fueron inesperados; sin contar algunos casos especiales.

ʟᴏʟɪᴛᴀ ¡! ᴋɪʜᴏ ғʀᴏᴍ ᴍᴏɴsᴛᴀ xDonde viven las historias. Descúbrelo ahora