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—Me importa una mierda si no puede verme en estos momentos. —Habló ya harto de que Hoseok no le dejara entrar, empujando a un lado al pelirrojo e ingresando al pequeño departamento, sus ojos topandose rápidamente con los de Jimin que se encontraba sentado en la cama. —Supe lo que te pasó, ¿Quién fue el hijo de puta que se atrevió?

—Oye, las cosas ya se arreglaron. —Hoseok se acercó hasta Namjoon.

—Estoy a nada de partirte la cara por entrometido. —Dijo el más alto cerrando los ojos. —Salte de aquí, déjame solo con Jimin.

—¿Qué?

—¿No escuchas o qué? —Abrió los ojos y miró de frente a Hoseok, totalmente enfurecido, mientras el pelirrojo trataba de esconder el miedo que sentía por tener a Namjoon así, pero definitivamente no quería dejar solo a Jimin.

—Hobi, está bien. —Jimin hizo que ambos voltearan a verlo. —Estaré bien, déjanos solos.

Dudó un poco, pero al conectar de nuevo miradas con Namjoon supo que lo mejor era salir de ahí antes de que algo peor pudiera suceder, se sabía bien que el moreno era un bomba de dinamita pura que podía explotar terriblemente ante cualquier provocación. A regañadientes, tomó el pomo de la puerta y salió del departamento.

—¿Ya me dirás quién fue el estúpido que se atrevió a atropellarte?

—Fue una chica, en primer lugar. —Dijo Jimin, incómodo, mientras sacaba las piernas de las sábanas y las dejaba suspendidas en la orilla de la cama apenas rozando el suelo con las puntas de sus dedos, para poder encarar mejor a Namjoon que lo observaba de pie. —No fue intencional, fue un accidente, y ya se hizo cargo de todo, ¿Podrías olvidarlo, por favor?

Namjoon seguía con la mirada endurecida, no dijo nada y caminó hasta posicionarse frente a Jimin, analizandolo de pies a cabeza, luego de regreso y su mirada manteniéndose en su muñeca derecha. La tomó sin tanto cuidado, pero no lastimó al pelinegro que seguía su mirada con la suya.

—¿Fue lo único que te provocó?

—Sí...

—Menos mal. —Soltó la mano tensa de Jimin y el pelinegro volvió a dejarla descansar sobre su regazo. Namjoon no era un hombre que obedeciera a nadie, mucho menos a alguien que considerara muy inferior, como a Jimin, pero dejaría pasar el hecho de querer darle una lección a la persona que lo atropelló. —Vine también para recordarte lo de la renta, es dentro de cinco días.

Jimin volteó a verlo de inmediato, con la mirada cargada de una especie de miedo. Su corazón se aceleró como un loco de una forma desagradable e incluso le vino una sensación de náuseas.

No quería.

No quería pagar la renta en ese estado, no quería acostarse con Namjoon en menos de una semana, no se sentía listo para sentirse sucio luego de sentirse inútil gracias a su accidente que le robó la movilidad de la única mano que sabía utilizar sin torpeza.

—¿P-puedo pagar esta vez con dinero? —Preguntó con todo el miedo del mundo, y su miedo se agrandó cuando el mayor dejó escapar una risa burlona y macabra.

Mientras Namjoon y Jimin hablaban, Hoseok había bajado las escaleras hacia la calle, en un estado alerta y de nerviosismo. Sabía que Namjoon no lastimaría a Jimin, a menos que el pelinegro lo provocara, pero también sabía que Jimin no era tan estúpido como para hacer eso. No pasaron ni tres minutos dónde el pelirrojo caminaba de un lado a otro, cuando el tan conocido auto negro se estacionó frente a él. En cuánto Hoseok lo notó, abrió enormes sus ojos, dando un vistazo rápido hacia arriba, en la ventana que correspondía a su departamento, y al no haber señales de peligro, no dudó en abrir la puerta del copiloto y entrar rápidamente.

EN LA AVENIDA MAPO (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora