Capítulo único

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Notas del autor: Siempre quise escribir un fanfic SaitamaxFubuki que de alguna forma involucrara gatos y espíritus y esto fue lo más cercano a eso que pude escribir. Gracias por leer :D  

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Ser un esper implica tener un gran conjunto de habilidades sobrenaturales que giran en torno a la mente humana de forma intangible. Por lo tanto, no es de sorprender que alguien con tanto potencial como Tatsumaki sea capaz de desarrollar y dominar por completo, casi sin intentarlo, nuevos poderes a lo largo de su vida. Incluso si había veces en la que ni ella misma los entendía.

Siempre ha sido así desde que tiene memoria. Así que ella entiende perfectamente que no vale la pena tratar de dar explicación a cualquier fenómeno que ocurra en el mundo invisible para el ojo del humano común y corriente.

También porque, a veces, hay cosas que ella no sabe que puede hacer. Por ejemplo, Tatsumaki no sabía que ella podía ver espíritus.

Para empezar, Tatsumaki no sabía que podía haber espíritus que se ligaran a sí mismos a un humano. Específicamente el espíritu de un animal a un humano; específicamente el espíritu de un gato a un humano; específicamente el espíritu de un gato naranja a su hermana menor, Fubuki.

Primero había fingido no verlo, tomarlo como una pequeña y molesta mancha en la casa de Fubuki, como esas motas de polvo que vuelan en el aire o algún gusano que sale entre las flores. Pero el gato amarillo de ojos cafés ha seguido a Fubuki a donde quiera que ella va y Tatsumaki es incapaz de no darse cuenta. La sigue a todos lados, nunca demasiado cerca, siempre observándola fijamente.

La forma del espíritu no es muy diferente a la de cualquier otro gato y hasta parece ser inofensivo, al menos Tatsumaki no puede sentir ninguna clase de hostilidad proveniente del espíritu y Fubuki no puede opinar nada porque ella ni siquiera puede verlo.

Fubuki está siendo perseguida por un maldito gato naranja que no puede ver, ni escuchar, ni sentir... Sin importar cuánto el pequeño animal refregara su cabeza sobre ella; le maullara cada vez que ella estuviera tratando de mantener una conversación con cualquier persona que se le acercara, como si estuviera celoso de la gente; que buscara dormir todo el tiempo y a cualquier hora en su regazo.

Tatsumaki está segura que ese gato no es real, no hay duda, porque lo ha visto atravesar las puertas y las paredes. El gato es delgado y ágil y también grosero porque poco le importan sus amenazas de eliminarlo si se atrevía a hacerle algo a su hermana. El gato se limita a mirarla con molestia mientras se recuesta más sobre las piernas de Fubuki.

El gato no habla, pero sus ojos la miran con un gran aburrimiento y Tatsumaki siente que ese pequeño espíritu holgazán nunca la toma en serio. De hecho, ahora Tatsumaki no puede tener una conversación tranquila con Fubuki sin que el felino comience a sisearle y maullarle con voz alta y agresiva, pero sin ánimos de atacar. Él sólo quiere que Tatsumaki se calle y se vaya. Él sabe que ella lo odia. Tatsumaki sabe que él sabe que ella lo odia. Fubuki es la única que no sabe nada.

Es frustrante que Tatsumaki sea la única que puede ver todo eso, porque desde el principio decidió no decirle nada a Fubuki para evitar asustarla; también había optado por investigar todo este fenómeno por su cuenta por que últimamente ha tenido demasiado tiempo libre y, como buena trabajadora eficiente, tampoco es como si tuviera alguna clase de pasatiempo o compromiso fuera de su trabajo.

Así es como ha sido esa última semana y media. Tatsumaki pasando más tiempo en casa de Fubuki y acompañándola al trabajo sólo para "vigilar que no se meta en problemas". Obviamente Tatsumaki se refería al estúpido gato atrevido, no a su querida, hermosa, imprudente y tonta hermana pequeña.

Ciudad de Gatos (Saibuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora