Amargos recuerdos

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Las horas habían pasado y Atsushi no se despegaba de su pareja por nada, no sabía cómo sentirse, quería sentirse feliz por que el azabache lo había recordado, quería sentirse feliz por la sorpresa que le había preparado, quería sentirse feliz por finalmente estar de vuelta en sus brazos, pero no podía, aquel amargo recuerdo, la cara de aquel horrible hombre, aquella horrenda sensación no podían salirse de su mente por más que intentara reemplazar esos desgarradores sentimientos por felicidad no lo conswguia, haciendo así una extraña mezcla de emociones dentro de él.

Akutagawa ya no sabía que hacer, nunca fue bueno consolando a la gente, simplemente no era lo suyo, aún así intento animar al Albino como pudo, dándose cuenta que sus intentos eran fallidos.

- Atsushi, cariño.

- ¿Mmm...?

- Tus heridas...me preocupan, ¿por qué el tigre no las regenera?

- Ah, sobre eso... e-es que fui afectado por una habilidad y por el momento no puedo usar la mia...

- Entonces te llevaré a que te revisen, llamemos a Yosano-sensei...si es que te sientes cómodo con ello.

- A-ah s-si.

El menor se había aferrado aún más al mayor mientras este marcaba el número de la doctora.

Aunque el albino tenía vergüenza de contarle a su compañera lo ocurrido, sabía que era necesario el chequeo, más aún siendo que no tenía a Byakko para que lo sanara, después de todo debían asegurarse de que no haya contraído alguna enfermedad.

La doctora llegó al lugar unos 20 minutos más tarde, llenando de un aura asesina el lugar luego de oír la historia del albino, el cual se veía algo asustado ya que aquel aura emanaba tanto de la mujer como del mafioso.

Por fortuna el agente no se había contagiado de ningún tipo de enfermedad y las heridas que tenía no eran tan graves, y aunque a Yosano le hubiera encantado insistir en sanarlas con sus poderes, no lo hizo, puesto que veía tan sombrío al albino que no quería hacerlo sufrir más, por lo que se dispuso a simplemente limpiar y vendar sus heridas.

Una vez que la fémina se retiró la pareja se fue a acostarse para intentar dormir, lo cual al cabo de unos minutos Atsushi logró puesto que estaba exhausto. Sin embargo, lo que el chico no sabía es que el mafioso aún sin tener mucha información más que aspecto físico y vestimenta, salió en busca de aquel desgraciado.

- Yosano-sensei, lamento seguir molestandola.

- No es un problema, dime ¿Para qué me necesitas?- respondió la doctora, la cual había estado esperando afuera ya que el azabache se lo había pedido cuando el Albino se distrajo.

- Quiero que examine esto- dijo pasándole un pequeño frasco.

- Esto es...

- Si, creo que eso será suficiente para encontrarlo.

- Lo matarás, ¿no es así?.

- ¿Me detendrá?

- Para nada, podría hasta recomendarte algunas torturas...

- Me encantaría.

Lo que aquel frasco llevaba era la clave para localizar al tipo, si, era su semen. El mafioso lo había obtenido mientras ayudaba a su pareja a limpiarse, por más que le dio algo de asco tuvo que tomar una muestra, sabía que sin eso le sería difícil poder dar con el hombre.

𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼

Creo que alguien se ganó una castración gratis bien merecida.

Amnesia (Shin Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora