Esa fue mi primera palabra cuando le conocí a ÉL.
Día 1:
Era una noche lluviosa en la que...bueno será mejor que cuente mi historia desde el principio, por lo menos desde el mío.
Mis padres, me abandonaron una noche, lluviosa también, en el bosque, envuelta en una mantita, mis padres de nacimiento, porque no merecen el nombre de padres.
Yo estaba callada, me acuerdo de estar mirando hacia la copa de los árboles, viendo el viento soplar y sacudir las ramas con fuerza, todas al mismo lado. Olía a tierra mojada, mi olor favorito desde entonces, y el aire fresco entraba por mis fosas nasales y notaba como poco a poco bajaba, frío, hacia mis pulmones. Nunca sentí tanta paz. Pero de repente ví en segundo plano, desenfocadas dos figuras, que al enfocar me día cuenta de que eran dos ciervos. Ellos son los que a partir de entonces serían mis padres.
Ellos me lamieron el cuerpo y me limpiaron la tierra mojada que me cubría. También noté como me levantaban los pies del suelo entre los dos, mordiendo mis calcetines, para poder limpiarme del regalito que había dejado en el pañal, que me quitaron y que era lo único junto con los calcetines que llevaba y como luego me bajaron lentamente los pies al suelo.
Desde entonces, aprendí a vivir como una de ellos, su idioma, me habitué a su forma de comer...Ellos no comían carne, solo plantas y bayas.
El tiempo pasó y ya me había salido pelo en, en fin...mejor nos ahorramos los detalles...Fui muy ilusionada a mi madre para enseñarle que me estaba convirtiendo en un ciervo. Y por eso decidimos celebrarlo esa noche haciendo un festín en un refugio que hice con palos, que había construido fijándome en un recuerdo borroso que tengo en la cabeza de algo que soñé una vez. Es un sueño recurrente, mi abuela siempre dice que los sueños si se repiten, es que significan algo, espero saberlo algún día.
Tengo un hábito desde bien pequeña, que es el de escribir mi vida en la tierra, hasta mis más profundos secretos con las ramas, como un diario, porque luego con la lluvia se borra y nadie se enteraría. Es una forma de desahogarme.
Bueno volviendo a mi historia, estábamos todos reunidos en el refugio pasándolo bien.
-"Se están acabando las bayas", dijo mi madre.
-"Voy yo mamá".Fui andando en busca de bayas y después de estar un rato buscando las encontré, pero al arrancarlas la rama se movió y pude ver a lo lejos eso, lo que ví en mi sueño. Corrí a lo lejos para poder verlo más de cerca.
Ví que un chico como yo me miró. Y me volvió a mirar sorprendido, tampoco entendía bien por qué.
.... Continuará si veo que os gusta y me decís que la continúe (tengo parte de la segunda parte escrita).
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Lo que ELLA escribía en la tierra
RomanceUn bebé es dejado en el campo y criado por los ciervos. Con unos 17 (nunca lo sabrá), ELLA, descubrirá detrás de los árboles el mundo real y a George, un chico de 19 años que la enseñará a vivir, comportarse como una chica de su edad y lo que es el...